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SLR – Capítulo 498

SLR – Capítulo 498-1

Hermana, en esta vida seré la reina

Capítulo 498: La chica agresiva y traviesa

Julia Helena frunció el ceño cuando empezó a leer la carta. No contenía, por supuesto, las frases que ella esperaba. La vizcondesa Panamere no podía ver todo su contenido desde donde estaba, pero en la única línea que vio se leía "por encima de mi cadáver".

'No sucederá. Es evidente.' Podía adivinar lo que decía el resto aunque no podía verlo.

La carta que le había escrito el marqués Synadenos se centraba sobre todo en las instrucciones que había que cumplir, mientras que la carta que le había escrito a su hija parecía referirse más bien a hacer un mejor trabajo para preservar la dignidad de la familia.

[Los etruscos sólo pueden haber hecho esta oferta porque desprecian al Marquesado de Manchike... no debemos aceptarla... los descendientes del Imperio de Rattan debemos proteger nuestro amor propio…]

Pero los vistazos ocasionales de la vizcondesa mostraban que la redacción de la carta era un poco más agresiva y rígida de lo habitual.

'Podría ser que sólo fuera estricto con su hija... pero dado lo que sé de él, también podría tratarse de una táctica para pinchar su orgullo e inducirla a regresar cuanto antes.' Padre e hija estaban seguros de conocerse muy bien, y cada uno parecía intentar provocar al otro para manipularlo.

La hija había intentado convencer a su padre para que la dejara quedarse en Etrusco. Como le habían ordenado que volviera a casa, estaba claro que había fracasado. Por otro lado, el intento del padre tampoco había sido especialmente exitoso. Eso era evidente en el rostro de Julia Helena, que gradualmente se volvía azul, luego blanco muerto, después un azul más brillante como el de la pintura azul cobalto a medida que seguía leyendo.

[El noble comportamiento y la inquebrantable lealtad que el Príncipe Alfonso, tu futuro esposo, mostró durante toda la guerra en Jesarche fue un factor importante en mi decisión de aceptar la propuesta de Etrusco y enviarte al Continente Central.

Incluso dejando de lado el hecho de que el Gran Duque Césare es el hijo bastardo de León III, aún no ha demostrado…]

Algo en aquel pasaje la inquietaba. Julia Helena sintió los ojos secos; parpadeó mientras releía la parte que le había llamado la atención.

[El Gran Duque Césare es el hijo bastardo de León III…]

'Maldición', se maldijo a sí misma. Su padre había descubierto que Césare era el bastardo del rey. Ahora nunca daría permiso para el matrimonio. Sus manos cayeron impotentes antes de que pudiera terminar toda la carta.

—...mi señora —la llamó Irene suavemente. Aunque era una pena que las conversaciones matrimoniales se hubieran ido al traste, la orden de que Julia Helena volviera a casa era un hecho positivo. El fracaso del compromiso con el príncipe Alfonso era lamentable, sí, pero el archiduque César no era una buena alternativa.

—Milady, el marqués dijo que Etrusco hizo su oferta porque nos desprecian, pero no creo que esa fuera la única razón.

Creía que, dado el gran orgullo del marquesado de Manchike, Julia Helena sufría una decepción tan terrible porque se había dado cuenta, aunque tardíamente, de que había sido muy mal tratada por Etrusco. Una descendiente del Imperio de la Rattan no estaría tan triste sólo porque no iba a formar parte de la corte del Reino Etrusco.

—No tienen por qué avergonzarse. Ellos tampoco sabían que el príncipe Alfonso estaba casado.

En última instancia, las conversaciones matrimoniales eran sólo eso: conversaciones. Si tenían éxito y se celebraba el matrimonio, las dos partes estarían en igualdad de condiciones. Si no llegaban más lejos, bueno, eso podía pasar a veces.

—Es cierto que el Gran Duque Césare, el sustituto que te ofrecieron, no es lo suficientemente bueno para ti. Aún así, no tienes que dejar que eso hiera tu orgullo. Las cosas no llegaron tan lejos como un compromiso que se rompió más tarde. Lo único que tenemos que hacer ahora es volver a Manchike rápidamente.

La propia Irene no podía irse todavía debido al dinero que tenía que recuperar. No obstante, dio prioridad a calmar a su señora. Lo más importante ahora era que Julia Helena se recompusiera.

—Mi señora, si empezamos a preguntar por barcos ahora, sólo tendremos que permanecer en Etrusco dos semanas más como mucho...

—Irene —dijo Julia Helena en voz baja. Había algo extraño en su expresión.

—¿Sí, milady?

—¿Quieres decir...

El único error de la vizcondesa había sido confiar en que, como heredera del gran marquesado de Manchike, Lady Julia Helena estaba de su parte.

—¿Sí?

—...¿aún no me has reservado un pasaje de vuelta a casa?

—Así es. Acabamos de recibir las instrucciones.

Debería haber sabido lo poderosas que pueden ser las hormonas de una adolescente. Lamentablemente, una estudiante modelo no podría entender a una delincuente ni en un millón de años.

Le explicó su itinerario para los días venideros. Desde la perspectiva de Julia Helena, la vizcondesa estaba avivando el fuego de su plan secreto.

—Por ahora, guardaremos silencio sobre las órdenes que recibimos y nos centraremos en reservar un pasaje. Una vez que te hayamos sacado a salvo de Etrusco, iremos a ver a Su Majestad León III y…

A Julia Helena le brillaron los ojos. Empujó bruscamente a la vizcondesa Panamere, salió corriendo al pasillo y echó a correr a toda velocidad.

—¡¿Mi señora?! ¡¡Mi señora!! —Irene llamó con urgencia tras ella en vano. Julia Helena no volvió la cabeza. Corría en dirección al lugar del que acababa de regresar: los aposentos de la reina del Palacio Carlo.

Sólo cuando la vizcondesa vio que su señora ponía una gran distancia entre ellas se dio cuenta de lo que Julia Helena planeaba hacer.

—¡Oh, no...! —ella gritó—: ¡Todos, por favor, reúnanse!

Una vez reunido todo el personal de Manchike, gritó a pleno pulmón:

—¡Capturen a Lady Julia Helena! Debéis atraparla y traerla de vuelta antes de que entre en los aposentos de la realeza etrusca, ¡particularmente en los aposentos de la Reina!

***

¡Bang, bang, bang! ¡Bang, bang, bang!

Un estruendoso golpe sonó en la puerta del salón donde estaba sentada Rubina. Su vigor era totalmente impropio del refinado estilo de vida del palacio.

—¿Qué demonios es ese jaleo? —Rubina ya tenía un fuerte dolor de cabeza por la fiesta del té que acababa de terminar, y el ruido la irritaba—. ¿Nuestros sirvientes no hacen nada para mantener alejada a la gente extraña? ¿De verdad tengo que oír eso aquí, en mis aposentos de palacio?

—Le pedimos disculpas, Su Alteza...

La marquesa Chapinelli, cuyo trabajo consistía en servir de interlocutora a la Gran Duquesa viuda, se limitó a mirarla sin comprender. Devorah, la criada de bajo rango que se ocupaba de todas las tareas variadas, inclinó la cabeza como una especie de máquina de disculpas. Incluso eso avivó las llamas de la ira de Rubina; Devorah parecía ser de las que intentaban encubrir su incompetencia con repetidas disculpas.

—¡Deja de hacer reverencias y sal a deshacerte de quienquiera que sea! ¡No soporto el ruido!

Devorah sólo se apresuró a salir después de esa orden.

—Ni uno solo de los sirvientes es bueno en su trabajo.

La marquesa Chapinelli se mostró de acuerdo, aunque ella no trabajaba. —Eres tan bondadosa, manteniendo empleada a alguien como ella.

—No me quejaría si ella fuera el único problema. Esa Isabella me está quitando años de vida.

Rubina se abanicó la cara con un abanico de plumas de pavo real, que brillaban con maravillosos matices al cambiar los ángulos. La marquesa quedó hipnotizada por su belleza, pero Rubina no pensó en exhibirlo. Evidentemente, se sentía tan febril que intentaba refrescarse la cara incluso en invierno.

—¿Sabes lo que ha dicho esa chica antes?

Estaba a punto de contarle a la marquesa todos los detalles de lo que había ocurrido aquel día cuando Devorah, que ya había vuelto a entrar, interrumpió la conversación de las dos señoras.

—Um... Su Excelencia la Gran Duquesa Viuda...

Rubina estalló de rabia al ver a este sirviente completamente inconsciente cortándole el paso.

—¡Eh! ¡Tú! ¿Qué intentas...?

Pero una joven se asomó por detrás de la asustada Devorah, y ésta dejó de hablar en cuanto vio de quién se trataba, dejando que Devorah dijera por fin por qué se había entrometido en una conversación entre sus superiores.

—Su Excelencia, tiene una invitada...

La persona que apareció detrás de ella era, de hecho, una invitada real. Lady Julia Helena se llevó una mano al pecho y saludó a Rubina; tenía el pelo enmarañado y jadeaba irregularmente.

'Nos hemos despedido hace sólo unos minutos. ¿Qué está pasando?' A pesar de sus preguntas, Rubina se transformó instantáneamente en la persona más cálida y afectuosa del mundo.

—Lady Julia Helena, ¿qué ocurre? No está herida, ¿verdad? ¿Qué la trae por aquí tan...?

Julia Helena la interrumpió para hacer una pregunta de inmediato.

—Alteza, ¿cuándo partirá la corte de Su Majestad León III hacia la villa de Harenae?

Lo que hizo fue idéntico a lo que Devorah había hecho antes, pero Rubina no se sintió enfadada en absoluto esta vez; no podía perder esta oportunidad perdiendo los estribos. Intuía que se había producido un incidente muy importante.

—Bueno, sólo estamos esperando a que nuestra estimada invitada termine sus preparativos —respondió con su amplia sonrisa de hospitalidad—. Podemos irnos cuando decida que está lista.

—¿Aunque sea mañana?

—Aunque sea mañana.

La rápida Rubina se dio cuenta enseguida de que Julia Helena no preguntaba por el viaje porque quisiera ver a Harenae.

'Ha recibido un mensaje de casa diciéndole que vuelva.'

Julia Helena intentó ser indirecta para ocultar sus verdaderas intenciones; no tenía ni idea de lo que pensaba la serpiente que tenía delante.

—Bueno, entonces, creo que puedo partir de inmediato. Me he sentido mal porque la familia real etrusca ha retrasado su viaje por mi culpa.

No había ni una pizca de "mi padre dio su permiso" entre líneas. 'Así que esta señorita ha decidido desobedecer a su padre. Qué encanto.'

Rubina le dedicó una sonrisa benévola, como si fuera totalmente ignorante. Había que explotar las debilidades del adversario ocultando las propias; puede que ella viera lo que ocurría entre bastidores, pero no había necesidad de que lo supiera.

—Dios mío, Harenae es devastadoramente hermosa a principios de invierno, y me preocupaba que te la perdieras. Me alegro de que puedas ver lo deslumbrante que es esta estación.

Parloteaba sobre el paisaje y luego estudiaba a Julia Helena mientras balbuceaba inútilmente sobre las perlas que eran una especialidad regional de Harenae, las vides que crecían al sur, el pan de postre llamado "babá", etcétera. La joven parecía insegura de sí misma, y no dejaba de temblar y mirar por encima del hombro.

N/T Babá: El babá es un dulce esponjoso elaborado en el horno, creado en Francia y también popular en la ciudad italiana de Nápoles desde las invasiones francesas del siglo XIX. Tiene una forma de corona y suele estar bañado en almíbar y ron.

SLR – Capítulo 498-2

Estaba claramente preocupada por algo, lo que significaba que ahora era el mejor momento para secuestrarla y llevársela.

—Ordenaré a todo el palacio que se movilice para que podamos partir mañana por la mañana —declaró Rubina. Normalmente, los preparativos llevarían como mínimo una semana, pero los completarían a toda costa. Lo conseguirían de algún modo; requisarían burros para arrastrar a todos hasta Harenae si era necesario.

—Oh, um... —Julia Helena preguntó vacilante—, ¿Gran Duquesa viuda?

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