SLR – Capítulo 27
Hermana en esta vida seré la reina
Capítulo 27: Robo de logros
Cuando Ariadne vio la expresión familiar en el rostro de Isabella, supo al instante que Isabella no tramaba nada bueno.
—Arabella.
Isabella abrazó cariñosamente a Arabella e hizo un gesto con la barbilla para que Ariadne saliera de la habitación.
Cuando Ariadne dudó en obedecer, Isabella susurró tiernamente al oído de Arabella—: Las hermanas tenemos algo de lo que hablar en privado. ¿No es así?
Ante el Cardenal, Isabella había mostrado una fachada, actuando como si hubiera aceptado a Ariadne como su hermana. Pero ahora cambiaba de actitud sin pensárselo dos veces.
Arabella miró a Ariadne con cara de culpabilidad. Pero Isabella siguió presionando a Arabella.
—Vamos.
Finalmente, Arabella cedió ante la presión y le dijo a Ariadne—: Oye... ¿Podrías irte?
Por alguna razón, Arabella sintió de repente el impulso de llamar a Ariadne “hermana”. Pero era difícil hacerlo con Isabella mirando.
Ariadne ya no tenía excusa para quedarse. Cuando Arabella la despidió, Ariadne se levantó de su asiento e hizo una reverencia antes de salir del salón.
Cuando Isabella vio que Ariadne se había marchado, volvió a entrecerrar los ojos y sonrió a Arabella.
—Arabella, una familia necesita una sola persona distinguida que pueda traer honor a toda la familia. ¿Lo sabes, verdad?
Arabella asintió automáticamente, abrumada por la belleza y la actitud dominante de Isabella.
—¿Vas a dejar que un extraño tome ese protagonismo?—Isabella ahuecó las mejillas de Arabella y la obligó a mirarla—. Soy tu verdadera hermana.
Con sus tentadores ojos amatista, Isabella miró fijamente a Arabella y le dijo—: Pronto habrá una gran misa. Asistirá la familia real, y los jóvenes nobles podrán donar su talento. A mí también me han pedido que participe.
Soltó la cara de Arabella.
Isabella le revolvió el pelo con el dedo mientras seguía hablando.
—Ya que eres demasiado joven para presentarte, puedo mostrar tu canción por ti si me la das. Y le pediré a madre un órgano de tubos, ya que lo necesitarás para completarla.
Arabella parecía confusa. No era más que una niña de diez años que se dejaba convencer fácilmente por su hermana mayor. Tenía un mal presentimiento, pero no sabía exactamente por qué.
—Pero Isabella, ¿se te da bien tocar el órgano de tubos?
—No, la verdad es que no.
—Entonces, ¿cómo vas a interpretar la canción? El órgano de tubos va a ser el instrumento principal en el arreglo. Además, tampoco se te dan muy bien los instrumentos de cuerda.
Isabella hizo una mueca. Parecía como si hubiera oído algo totalmente absurdo.
—¿No es obvio? Simplemente voy a presentar las partituras y decirles que las he compuesto yo. Otros tocarán la canción. No yo.
Arabella miró a Isabella con expresión contradictoria.
Molesta por la tibia respuesta de su hermana pequeña, Isabella gruñó—: Sinceramente, Arabella, no necesito el órgano de tubos para presentar la canción. Pero iba a pedirles a nuestros padres que lo compraran, sólo por tu bien. ¿En serio me vas a dar esa actitud?
Isabella se apartó de Arabella. Luego se revolvió el pelo por encima de los hombros mientras se levantaba de su asiento.
—Bien. No lo hagas entonces.
'Isabella es inteligente y es mi verdadera hermana. Ella no haria nada que sea malo para mí.'
—Isabella, espera.
—Ya he esperado bastante. Deja de ser molesta y toma tu decisión ahora mismo.
Arabella cedió ante la presión y consintió.
—Lo siento, Isabella. Te daré la canción.
El bonito rostro de Isabella brilló triunfante. Acarició la cabeza de Arabella y le susurró con voz dulce.
—Buena chica.
* * *
Isabella era astuta y taimada, pero era una mecenas creíble. Cumplió su parte del trato y convenció a Lucrecia y al Cardenal para que le compraran un pequeño órgano de tubos.
N/T taimada: Persona astuta, pícara y disimulada.
N/T mecenas: Persona o fundación rica y poderosa que protege a los artistas y adquiere o promueve sus obras.
Sin embargo, la instalación del órgano era un largo proceso que duraba al menos tres o cuatro años. Primero había que fabricar los tubos con estaño y plomo. Luego había que montarlo parcialmente en el taller antes de montarlo completamente en la casa.
Pero a pesar de este tedioso proceso, el Cardenal pagó de buena gana cientos de ducados cuando Isabel pidió un órgano de tubos. Y Lucrecia proporcionó gustosamente una sala de oración en el anexo este, ya que la habitación tenía un techo lo suficientemente alto como para que cupiera el gran instrumento.
Así comenzó la construcción a gran escala. Y el Cardenal también compró un pequeño órgano de lengüetas para que Isabella lo utilizara hasta que la construcción estuviera terminada.
Con sentimientos encontrados, Arabella contempló la instalación del órgano de tubos en la casa. En realidad, el órgano de tubos era un instrumento excesivamente caro que solo se compraba para complacer a la hija del Cardenal.
'¿Por qué está bien para Isabella y no para mí?' Arabella se aferró a las barandillas del segundo piso del anexo este y contempló las obras.
Ariadne se acercó en silencio a Arabella, que parecía confundida.
—Así que por fin tienes tu órgano de tubos.
Arabella miró a Ariadne y asintió.
—¿Estás contenta ahora?
Arabella negó con la cabeza ante la pregunta de Ariadne.
—No lo sé. ¿Por qué Isabella quiere presentar mi canción en su nombre a cambio del favor? ¿No está mal?
—No todo el mundo tiene buen corazón Arabella—Ariadne hizo una pausa y preguntó—. ¿De verdad vas a regalarle tu Missa brevis a Isabella?
Frunciendo el ceño, Arabella replicó—: No puedo echarme atrás ahora.
—Bueno, ya han empezado el proceso de instalación. Aunque decidieras no darle tu canción a Isabella, no hay nada que ella pueda hacer. No puede decirles que desmonten el órgano.
Los ojos verde oscuro de Arabella brillaron de felicidad. Parecía emocionada ante la idea de tener tanto el órgano de tubos como su canción para ella sola.
—Hehehe, ¡Eres un genio Ariadne!
Muy animada, Arabella acarició a Ariadne como a un cachorro.
Pero al poco tiempo, Arabella se desanimó al pensar que tendría que atenerse a las consecuencias.
—Pero Isabella se pondrá furiosa. Y si me peleo con Isabella, mamá me va a regañar.
—Si te tratan injustamente, tienes que luchar contra ello. Si no expresas tus derechos, nada va a cambiar.
En cierto sentido, Ariadne hablaba consigo misma en pasado.
—Son malas personas y lo único que quieren es aprovecharse de ti. Por mucho que lo intentes, nunca te corresponderán. Lucre-... quiero decir, madre sólo quiere a Isabella. E Isabella es un ser humano terrible.
Arabella miró a Ariadne con expresión confusa.
—Pero Isabella es mi verdadera hermana. Y madre es mi verdadera madre. Sé que te tratan mal... Pero a mí no me harían eso.
Ariadne replicó.
—¿Y qué pasa con el órgano de tubos? Mamá y papá te ignoraron cuando dijiste que lo necesitabas. Pero se lo compraron a Isabella, aun sabiendo que no le interesaban los instrumentos musicales. ¿No son tus verdaderos padres?
Arabella apretó los puños con fuerza.
—¿Y qué hay de los profesores? Nuestro profesor de música debería ser sustituido por otro más reputado que se adaptara a tus habilidades y talento. Pero estamos atascados con Lady Mancini, porque las lecciones tienen que ajustarse al nivel de Isabella. Por otro lado, Madame Deluca fue seleccionada para sustituir a la antigua profesora de etiqueta de la corte, para que se adaptara a los avances de Isabella en clase. ¿Por qué todas las clases están dirigidas a Isabella y no a ti?—Ariadne siguió acorralando a Arabella—, Si te quedas callada, nadie va a saber lo que pasa. Sabes que Isabella no es de las que dan la cara por ti. Te está robando la canción, ¡y no hay excusa para comportarse así!
—¡Para!—Arabella se apartó de Ariadne y se levantó—. Isabella probablemente sólo quería darle un buen uso a mi canción, ya que yo no tengo ninguno para ella. Es mi hermana. Nunca me trataría mal a propósito. Y el órgano de tubos... era demasiado caro para comprarlo sólo para mí. Así que, mamá y papá probablemente lo compraron para que lo compartiéramos. No lo compraron sólo para Isabella. Y las clases... Es porque aún soy joven.
A Arabella se le llenaron los ojos de lágrimas.
—Quizá fui demasiado amistosa contigo. Probablemente sea eso. Si le doy a Isabella mi Missa brevis y me alejo de ti, Isabella y mi madre volverán a tratarme bien—Arabella señaló con su pequeño dedo a Ariadne—. ¡Tú! ¡Deja de decirme cosas raras y no hables mal de mi hermana! ¡Mi madre me quiere! Soy una verdadera de Mare, ¡y tú no! —gritó Arabella a pleno pulmón y salió corriendo, secándose las lágrimas.
Ariadne se quedó sola junto a las barandillas del segundo piso del anexo este y miró hacia donde Arabella se había marchado.
A pesar de las duras palabras que acababa de oír, Ariadne no se sentía tan disgustada. Sabía que Arabella sólo intentaba consolarse. 'Quizá no debería haber dicho nada.'
* * *
El día en que los tubos de caña llegaron a las obras del anexo este, la preciada Isabella arrebató triunfante la partitura de manos de Arabella.
Con un vestido veraniego de satén, Isabella cogió la pila de pergaminos de manos de Arabella, cuya pequeña espalda parecía aún más abatida que de costumbre.
Mientras le entregaba las partituras a Isabella, ésta le explicó minuciosamente su composición.
—Es bastante corta porque es una Missa brevis. Y como es un conjunto, escribí la partitura completa.
Sonaba arrepentida, como una madre que entrega a su hijo a una madrastra.
Isabella hojeó la partitura sin mucho entusiasmo.
—Así que esta es la partitura y la canción es una Missa brevis. ¿Verdad?
—S-Sí.
—Bien. Ya puedes irte.
Sin leer bien el contenido, Isabella colocó la partitura sobre la mesa del salón, antes de ordenar a su criada que la dejara sobre el escritorio de su habitación.
Por lo tanto, nadie se dio cuenta de que dentro de la pila de partituras pulcramente escritas, había un trozo de pergamino relativamente más delgado y barato con notas garabateadas desordenadamente.
Ups... Eso fue plan con maña, bien hecho Arabella xd
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