SLR – Capítulo 26
Hermana, en esta vida seré la reina
Capítulo 26: Talento natural
Después de que Ariadne venciera al Apóstol de Assereto y tuviera una audiencia con la Reina, la calidad de vida de Ariadne y Sancha mejoró notablemente.
En primer lugar, les dieron una nueva habitación situada al final del ala oeste. Se llamaba “habitación” por comodidad, pero en realidad era una pequeña suite compuesta por un salón, un estudio y un dormitorio. La habitación, que originalmente pertenecía a Hipólito, era la más grande de todas las asignadas a los hijos del Cardenal.
—¡Mi Señora! Esto es magnífico! —se maravilló Sancha mientras acariciaba la manta de plumas de ganso de la nueva cama de Ariadne. No había polvo que quitar, ya que toda la ropa de cama era nueva. Pero Sancha siguió acariciando la manta y disfrutó de su tacto suave y esponjoso.
—Sancha, no hace falta que lo hagas tú sola.
A Ariadne también le asignaron dos nuevas criadas, Anna y María. Ahora Sancha tenía personal subordinado, aunque sólo llevaba unos meses de criada.
Pero Sancha regañó a Ariadne con ojos furiosos—: ¡Mi Señora! ¡No podemos confiarles nada que toque directamente tu cuerpo! Haré que limpien el estudio en su lugar.
Ariadne sonrió suavemente ante la afirmación inflexible de Sancha.
'Agradezco los esfuerzos de Sancha, pero como siga así se va a cansar.'
Toc-Toc
Alguien golpeó bruscamente la puerta e irrumpió sin esperar respuesta. Era Arabella.
Arabella entró, sosteniendo un laúd que era la mitad del tamaño de su cuerpo.
—¡Hmph! No he venido a jugar contigo. Sólo quería asegurarme de que no estabas haciendo ninguna tontería o tramando algo.
Ariadne, que se mostraba relajada cuando estaba a solas con Sancha, enderezó la postura y recibió a Arabella con una sonrisa amable.
—¿Por qué has traído tu laúd? ¿Te gusta tocarlo?
—Probablemente no lo sepas, pero soy un prodigio del laúd.
Arabella nunca llamaba a Ariadne “hermana mayor”. Pero Ariadne no comentó ese hecho.
N/T: En coreano debería llamarle 'onni' que significa precisamente 'hermana mayor'. Es usada por mujeres más jóvenes para dirigirse a otras más mayores que son sus hermanas o con quienes tienen cierta confianza.
Ariadne aún no había decidido si aceptar o no sus deberes como hermana mayor de Arabella. Ariadne no quería ser responsable de ningún sentimiento que no pudiera devolver; si no podía devolverlos, no debía aceptarlos desde el principio.
—Debes de tener talento para tocar instrumentos.
—No sólo tocando. También se me da bien componer. —respondió con suficiencia la niña de 10 años.
Pero la actitud descarada de Arabella no molestó a Ariadne, porque sabía cómo era tratada Arabella dentro de la casa.
Lucrecia perdonaba incondicionalmente los errores o faltas de Isabella. Pero reprendía severamente a Arabella, a menudo sin motivo ni norma; era algo que Ariadne no había notado cuando era más joven.
En su vida pasada, Ariadne se vio obligada a entrar en la alta sociedad sin recibir una educación adecuada. Naturalmente, la rechazaron por no saber tocar ningún instrumento. Por eso, Ariadne sentía curiosidad y un poco de envidia por la confianza de Arabella.
—¿De verdad? ¿Tan buena eres? ¿Puedes tocarla para mí?
Arabella percibió la petición de Ariadne como un desafío. Sintiéndose ligeramente insultada, Arabella enderezó su postura y colocó el laúd sobre su regazo. Entonces empezó a tocar una hermosa melodía, sujetando el mástil con la mano izquierda y rasgueando las cuerdas con la derecha.
Rasgueo- Rasgueo-
Era una canción espléndida, con notas que bailaban arriba y abajo de la escala. La melodía era increíblemente dinámica, pero los pequeños dedos de Arabella bailaban sobre el traste, pulsando las cuerdas sin cometer ni un solo error.
—Guau.
Clap- Clap- Clap-
—Eso estuvo muy bien.
—¡Lady Arabella, eso fue maravilloso!
Sancha -que constantemente hablaba mal de la familia del Cardenal cuando estaba a solas con Ariadne- fingió ser una empleada obediente y elogió a medias a Arabella. Pero aplaudir la actuación de Arabella no requería mucho esfuerzo, ya que era realmente impresionante.
—¿Qué canción es? Suena muy difícil de interpretar.
Arabella se sonrojó mientras abrazaba el laúd entre sus brazos.
—¡La compuse yo!
—¿La compusiste? —Ariadne se sorprendió sinceramente esta vez—, ¿En serio? ¿No arreglaste una pieza ya existente?
—¡No! ¡Escribí todos los acordes y la melodía desde cero!
Cuando Arabella replicó enfadada, Ariadne tranquilizó a la niña.
—Tranquila. Sólo pensé que la canción era extremadamente buena. Tienes mucho talento, ¿verdad?
—¡Hmph! No es para tanto.
N/T: Las lolis tienden a ser tsunderes, qué linda.
Sancha soltó una risita, divertida por cómo Arabella gritaba enfadada por los comentarios dubitativos de Ariadne, pero se sonrojó por los cumplidos.
Arabella fulminó a Sancha con la mirada. Pero cuando Ariadne la miró severamente, hizo un mohín y miró hacia otro lado.
—A decir verdad, lo que de verdad quiero es un órgano de tubos. Quiero convertir esta canción en una Missa brevis interpretada por un conjunto formado por el órgano de tubos y otros siete instrumentos de cuerda.
N/T Missa brevis: Una missa brevis (en latín, pl. missae breves) es, literalmente, una "misa breve". Puede hacer referencia a algunas formas de la misa, desde las misas vienesas de Haydn y Mozart hasta la Misa baja. Hoy en día se entiende generalmente por este término como la música de la misa ordinaria que no incluye el Credo y es un género popular de la música coral del siglo XX.
—Entonces, ¿por qué no intentas usar el de la gran capilla?
Debido al tamaño extremadamente grande del instrumento, la instalación de un órgano de tubos solía requerir mucha planificación antes de construir un edificio.
Pero los miembros de la familia del Cardenal tenían permiso especial para utilizar el órgano de tubos de la capilla de San Ercole.
—Sólo puedo utilizarlo los domingos, cuando toco para la misa. Puedo mentir diciendo que estoy practicando para la misa, pero las monjas y los sacerdotes siempre lo están utilizando. Así que eso sólo me daría tres horas como máximo los miércoles y los sábados.
—Entonces, ¿por qué no intentas pedirles a papá y mamá un órgano de tubos?
Arabella hizo una mueca. Parecía muy disgustada, pero eligió sus palabras con cuidado.
—Madre dijo... que un órgano de tubos es demasiado caro para invertir en él... sólo para mí....
Ariadne miró fijamente a Arabella, cuyas palabras eran impropias de una niña pequeña. Arabella parecía estar repitiendo lo que dijo Lucrecia al rechazar su súplica.
—Las niñas buenas deben compartir sus pertenencias con sus hermanas... Pero Isabella no toca el órgano de tubos, y yo seré la única que lo use. Por eso madre se negó a comprarlo—Arabella hizo un mohín de repente en mitad de la frase y le espetó a Ariadne—. ¡Para que lo sepas, no te estoy pidiendo que me hagas un favor! ¡Y no estoy diciendo que seas mi hermana! Aunque tú también lo quisieras, ¡mamá te diría que no!
Ariadne sonrió suavemente mientras se reía de los insultos sin sentido de la muchacha. Se daba cuenta de que Arabella sólo estaba fingiendo.
Con toda probabilidad, Arabella sólo esperaba desesperadamente una situación en la que pudiera decir: “Mamá sólo me quiere a mí, Isabella. No toques mi órgano de tubos, porque mamá lo compró sólo para mí.”
—No sé tocar el órgano de tubos. No sería capaz de usarlo aunque mamá nos lo comprara. No te preocupes, no voy a coger tus pertenencias.
Arabella pareció aliviada ante las tranquilizadoras palabras de Ariadne, pero al mismo tiempo parecía dudar.
Ariadne volvió a sugerir suavemente—: Si de verdad quieres el órgano de tubos, deberías pedirle a Isabella que hable con madre. Estoy segura de que madre consentiría si Isabella se lo pidiera.
Arabella abrazó su laúd con fuerza. Parecía dolida, pero no estaba dispuesta a renunciar al órgano de tubos.
Ariadne abrazó a Arabella por detrás, y Arabella no la apartó.
Arabella era demasiado joven para saber estar en guardia con otras personas. Si Arabella hubiera tenido unos años más, la estrategia de Ariadne no habría funcionado.
'Pobrecita. Está hambrienta de amor y afecto. Pero yo estoy en peor situación que ella. ¿Quién soy yo para compadecer a la niña?'
* * *
Arabella era una niña inteligente. Sabía que su hermana mayor era la favorita de su madre. Arabella quería negarlo desesperadamente, pero nada cambiaría ese hecho.
Por otra parte, Arabella también sabía que por fin podría tener su ansiado órgano de tubos, sólo si mantenía su actitud servil ante Isabella.
Por lo tanto, Arabella decidió pedirle un favor a Isabella. Pero como estaba demasiado asustada para pedírselo sola, decidió plantearlo cuando las tres hermanas estaban reunidas en el salón, esperando la llegada de su tutora.
Isabella llevaba el pelo trenzado hacia un lado. Un vestido de interior realzaba su figura y se aplicó un aceite perfumado en las pestañas. Empapadas en aceite, sus largas pestañas brillaban sobre sus hermosos pero apáticos ojos amatista.
Desalentada por la fulgurante belleza de su hermana, Arabella interrumpió vacilante.
—Um, ¿Isabella?
Isabella levantó las pestañas humedecidas y miró fijamente a Arabella. Su comportamiento mostraba claramente que estaba molesta, pero su voz era dulce y amable.
—¿Qué pasa Arabella?
—Um... ¿Podrías pedirle a madre que nos compre un órgano de tubos?
Ariadne, que fingía no escuchar, negó inconscientemente con la cabeza. Arabella debería haber convencido a Isabella para que quisiera el órgano de tubos. Pedirle descaradamente un favor a Isabella equivalía a firmar un contrato de esclavitud.
Isabella frunció el ceño, a punto de revelar su mal humor. Pero miró brevemente a Ariadne y se contuvo: seguía intentando mantener su fachada de niña buena con Ariadne.
'No hay necesidad de fingir. No hay nadie que te conozca mejor que yo.'
Ajena a los pensamientos de Ariadne, Isabella replicó con voz amable—: Arabella, un órgano de tubos no es algo que puedas tener sólo porque lo desees. Una dama virtuosa no debe despilfarrar el dinero en artículos de lujo inútiles.
—¡No es inútil! Lo necesito de verdad. Quiero arreglar mi himno para que se pueda tocar en el órgano de tubos. Pero el de la gran capilla está siempre ocupado, así que no puedo usarlo durante mucho tiempo.
Al borde de las lágrimas, Arabella estuvo a punto de replicar a Isabella: “¡Gastas incontables ducados en maquillaje y otros artículos de lujo del Reino Moro! Comprar un órgano de tubos es mucho más sano que eso!”
Cuando Ariadne se dio cuenta de lo que Arabella estaba a punto de hacer, tiró suavemente de Arabella por detrás y puso su mano sobre los labios de Arabella. Luego acarició suavemente las mejillas de Arabella para tranquilizar a la niña.
Ariadne intervino en la conversación para ayudar a su hermanita de poco tacto.
—Isabella, el himno de Arabella es realmente hermoso. No es un juego de niños. Ella tiene mucha destreza—Ariadne miró a Arabella e hizo un gesto hacia el laúd—. Arabella, tócanos la canción.
Rasguear- Rasguear-
Arabella hizo lo que le decían y empezó a pulsar las cuerdas. En contraste con el sencillo sonido del laúd, la composición de la canción era increíblemente elaborada y colorida.
Los ojos de Isabella se abrieron de par en par ante la hermosa melodía. Y a los treinta segundos de empezar la canción, hizo un gesto con la mano para que Arabella se detuviera.
Sin escuchar toda la canción, Isabella le preguntó.
—Espera, ¿de verdad has escrito esto?
—¡Sí!
—¿Para qué es?
—¡Es Missa brevis! Aunque todavía está incompleta. Necesita un poco más de trabajo.
Isabella entrecerró sus ojos amatistas que brillaban siniestramente, a menudo ponía esa cara cuando estaba tramando algo.
Pobrecita, tan joven y sabiendo que su hermana es el centro de atencion, pésima madre que tiene, marcando diferencias y creando traumas :c
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