SLR – Capítulo 294
Hermana, en esta vida seré la reina
Capítulo 294: La boda de Camellia
El moro e Isabella se miraron fijamente.
Isabella lo había pidió primero, pero después de que el sirviente moro la mirara fijamente, no le quitaba los ojos de encima. Era como si la considerara el objetivo de su vida o una estrella en el cielo. Tanto el marido de Isabella como el criado comerciante quedaron sorprendidos por la situación.
—Señora —la llamó frenéticamente el mercader y trató de desviar su atención hacia las sirvientas—. Me temo que... esa persona no está en venta.
Isabella frunció las cejas y preguntó—: ¿Por qué? ¿Es tuyo?
Sobresaltado, el comerciante agitó la mano en señal de no con una mirada que decía: "Diciendo eso te vas a meter en un buen lío."
—No, no. No es un sirviente. Es un espadachín que vino hasta el continente central como guardia —el mercader echó un vistazo por encima de la cubierta—. Tiene una extraordinaria habilidad con la espada y parece haber ocupado un alto cargo en su país. Comprarlo como sirviente... Oh, vaya. Te costará al menos 1.500 ducados.
Al oír "1.500 ducados" a Ottavio se le secó la sangre de la cara.
Mientras el mercader daba alguna explicación adicional, el moro bajó de la cubierta. La pendiente que conectaba con el muelle era empinada, pero sus pasos eran gráciles, sin un solo bamboleo.
El hombre se puso justo delante de Isabella y abrió la boca para hablar.
—¿Quiere contratarme?
Su acento era difícil de entender, pero hablaba perfectamente en etrusco.
Esto fue inesperado, pero Isabella estaba bastante entretenida. Mirándole, le preguntó—: ¿Hablas etrusco?
—Sí.
—¿Dónde aprendiste nuestra lengua?
Pero no contestó. Isabella tampoco parecía interesada en la respuesta. Lo escaneó de pies a cabeza y se mostró significativamente satisfecha.
Era exquisitamente alto. Su piel bronceada era suave y brillante, y sus rasgos eran exóticos, lo que le distinguía de los demás habitantes del continente central. Si lo empleaba como su espadachín, todos en la capital seguramente la mirarían con admiración.
Isabella se volvió hacia Ottavio y le suplicó—: ¡Cariño, podemos emplearlo como espadachín, no como criado! Contratémoslo. ¿Por favor?
Todo en él era sospechoso, pero Ottavio sólo podía pensar en el gasto de 1.500 ducados. Nada más le llamaba la atención.
—¿A cuánto asciende tu salario?
Ante la pregunta contundente de Ottavio, el moro hizo una mueca por un segundo.
Sin embargo, en lugar de expresar su disgusto, pronunció en voz baja—: Eso no es importante. 10 al mes es todo lo que necesito.
—¿Diez ducados...?
Era mucho dinero. La voz de Ottavio se entrecortó mientras el moro nombraba su precio de forma relajada.
Justo en ese momento, el comerciante intervino.
—¡Este hombre antes era de la realeza de su país! —como medida extra, añadió con fervor—: ¡Tienes mucha suerte de tener el honor de contratarlo por sólo 10 ducados al mes!
Su afirmación no podía confirmarse. Sin embargo, los ojos de Isabella volvieron a brillar de codicia. Y el moro no se molestó en desmentir la grandilocuencia del mercader sobre su condición de miembro de la realeza.
—Ottavio, ¿por favor? —Isabella suplicó de nuevo.
Los ojos de Ottavio temblaban ansiosos. Ni siquiera el mercader e Isabella lograron persuadirle del todo, pero se dejó convencer por las siguientes palabras.
—¿10 es demasiado para ti? Entonces, me contentaré con 5.
¡Un descuento del 50%! Ese hombre sabía cómo hacer negocios.
Mientras tanto, Isabella miraba a Ottavio con ojos que decían: "No eres un hombre si dices que no a eso".
Ottavio respondió impulsivamente.
—F-fantástico. Serán 5 ducados.
—¡Genial!
Isabella lanzó un grito de alegría triunfal. Intentó rodear el cuello de Ottavio con los brazos, como hacía siempre, pero su enorme barriga se interpuso.
En su lugar, expresó su efervescencia para dar las gracias al dueño del dinero. Entonces, preguntó a su empleado. —¿Cómo te llamas?
Ahora que ocupaba una posición de autoridad, sus preguntas se hicieron más breves. Sin embargo, al hombre no pareció importarle lo más mínimo y respondió obedientemente.
—Me llamo Arche-Rillu.
En su lengua materna, significaba: "El bastón de Dios".
Sin embargo, Isabella hizo un mohín y dijo—: Es demasiado difícil de pronunciar. ¿Qué tal si te llamamos Agosto?
—A-gosto...
Las cosas se desarrollaban de forma idéntica que en la vida anterior.
* * *
—Así que, así es como sucedió todo esto —declaró Camellia, entregando las invitaciones de boda a sus atónitas amigas—. Mi boda será el próximo sábado —a Camellia también debió parecerle absurdo, porque añadió torpemente—: ¿Es demasiado precipitado?
Sin embargo, aunque sus amigos estuvieran de acuerdo en que era demasiado apresurado, no pospondría la boda.
Gabrielle, la única casada entre las chicas, dijo.
—No es nada. Tendrás que prepararte para la boda, y más rápido es mejor, pero-.
Cuando la voz de Gabrielle se apagó, Cornelia terminó su frase.
—¿Quién es el afortunado novio?
La pregunta era en nombre de todas las chicas. No había pasado ni un mes desde la ruptura del compromiso de Camellia y Ottavio.
—¿Tu padre arregló el matrimonio?
—¿No me digas que ese hombre te cortejó todo el tiempo?
Ante la avalancha de preguntas de sus amigos, Camellia hizo un gesto con la mano.
—¡No! La respuesta es no a vuestras dos preguntas —tras pensárselo un momento, respondió—: Bueno... Nadie me lo presentó directamente, pero Ariadne lo hizo indirectamente. Lo conocí gracias a ella.
Ariadne se sorprendió. Se señaló a sí misma con el dedo índice.
—¿Yo?
Ella nunca había hecho nada parecido. El único hombre soltero que la rodeaba era Ippólito, a menos que fuera tan tonta como para presentarle el hombres que le había confesado su amor. Pero Ariadne no presentaría a Ippólito a Camellia, aunque su vida dependiera de ello.
—¡Pero si nunca te he presentado a nadie! —negó Ariadne.
Tras echar un vistazo a la mirada atónita de Ariadne, Julia preguntó—: Entonces, ¿quién demonios es?
Ahora, las chicas estaban a punto de enfadarse. Camellia debió de juzgar innecesario seguir disimulando porque, ruborizada, empezó a decir.
—Es un poco mayor que yo, pero....
Los ojos de las chicas se abrieron de par en par y se miraron unas a otras. No lo dijeron en voz alta, pero todas compartieron el mismo pensamiento.
'¿El... padre de Ari?'
Después de todo, no tenía esposa. ¿Pero podía casarse un clérigo?
Tras leer los pensamientos de sus amigos, Camellia respondió con urgencia.
—¡Es Caruso Vittely!
¿Quién era? Las chicas no tenían ni idea de quién era ese hombre y estaban confusas.
Sólo Ariadne se dio cuenta tardíamente de quién era ese hombre. Claro que lo conocía, pero no esperaba oírlo de ella en absoluto.
—¿Quieres decir, Caruso Vittely de la compañía Bocanegro?
Las chicas finalmente se dieron cuenta de quién era tras escuchar el nombre del consorcio.
—¿Te refieres al grupo de mercaderes que creció enormemente tras la peste negra?
—¿El jefe de la compañía Bocanegro?
—¿Cuántos años tiene?
—¿No tiene esposa?
Ariadne miró a Camellia con los ojos muy abiertos. —Camellia, ¿dónde lo conociste? —luego, añadió cuidadosamente—: Y... tiene un hijo. ¿Lo sabías?
Estuvo a punto de soltar que la niña era una hija, pero lo mantuvo en secreto. Caruso no parecía el tipo de persona que miente sobre tener un hijo o sobre su matrimonio anterior, pero sólo se conocían desde hacía un mes. Era demasiado poco tiempo. Aunque no tuviera malas intenciones, podría haber pasado por alto algún detalle.
—Petru... Quiero decir, Petro es el nombre, ¿verdad?
—Sí, sé lo de su hijo. Y Caruso y yo nos conocimos en el jardín de Ariadne —Camellia respondió.
Las chicas quisieron saber cómo decidió casarse con él.
—Tiene... tan buena personalidad. Es el primer hombre con el que me siento a gusto.
Entonces, las chicas la apoyaron totalmente. La felicitaron y pensaron que el matrimonio era maravilloso.
Era comidilla de la alta sociedad que Ottavio, el nuevo conde Contarini, se había casado en secreto. Como para vengarlo, todos felicitaron a Camellia con inmensa pasión.
Camellia también ganó confianza gracias al apoyo de sus amigos. En realidad, Camellia se alegró de poder anunciar su boda con orgullo.
—Maravilloso. ¡El carácter de un hombre debe ser lo primero! Es lo único que importa cuando es tu compañero de vida.
Gabrielle animó a Camellia con más fervor. En realidad, Gabrielle se daba cuenta de que el título nobiliario y las raíces de un hombre eran especialmente importantes después de casarse. Pero no era tan torpe ni tan malvada como para decir algo tan mezquino delante de una amiga que tenía su boda próxima.
—Ottavio era demasiado desleal. Terminar con él fue una sabia decisión —Cornelia, que anteponía la lealtad y la confianza, apoyó a su amiga a su manera.
Julia también añadió—: Le conozco y es un caballero elegante con un poco de canas en el pelo. La edad no importa cuando es tan guapo.
Julia estaba siendo Julia. El aspecto de un hombre le importaba mucho.
Ariadne también felicitó a su amigo de todo corazón. —Caruso Vittely es insuperable en cuanto a responsabilidad y viabilidad financiera. Es un hombre de verdad. Camellia, sin duda tienes buen ojo para un buen hombre. Enhorabuena.
Sin embargo, tenían preocupaciones que no podían decir en voz alta: "Pero Camellia, Caruso Vittely es un plebeyo. Eso significa que serás plebeya como él cuando te cases. ¿Te parece bien...?"
La casa del barón Castiglione estaba desesperada por concertar matrimonio con Camellia y Ottavio, el sucesor del conde Contarini, porque era gran noble. Les habían prestado una fortuna a cambio y habían soportado el matrimonio irrazonablemente aplazado sin una queja... bueno, se quejaron un poco, pero no mucho.
Por el contrario, Camellia ahora tenía que descender en la escala social hasta convertirse en una plebeya en lugar de ascender. ¿Podrían aceptarlo la familia del barón Castiglione y Camellia?
Las chicas se miraron ansiosas, pero Camellia dijo con confianza.
—La boda será la más suntuosa de todas.
Si hubieran tenido la oportunidad, la casa del barón Castiglione habría alquilado el palacio real para la boda, pero lo mejor que pudieron hacer fue alquilar la mansión vacía del duque de Harenae en la capital. No tenían conexiones con la princesa de Harenae, pero sí relaciones comerciales de larga duración con sus empleados, que les brindaron la oportunidad.
—Chefs que antes pertenecían al palacio real se encargarán de las cocinas, y Collezione confeccionará los atuendos ceremoniales.
También habría regalos de boda, regalos para los invitados, la mejor banda musical y todo tipo de lujos. Sólo se organizaría lo mejor de lo mejor.
En resumen, Camellia había cambiado totalmente de rumbo. No es que pensara que el interior de un hombre importara más que su aspecto exterior o su riqueza. Como su deseo de casarse con un gran noble no se había hecho realidad, eligió en su lugar a un hombre con una enorme riqueza.
Caruso tenía la mayor cantidad de dinero en efectivo, excluyendo feudos o herencias, en San Carlo, y el segundo hombre más rico era su padre. Si era mayor o tenía un hijo no importaba mucho. Y sin duda era una ventaja que fuera un hombre agradable con una devoción absoluta por ella.
Tenía que ser mejor que Ottavio y su velada esposa a toda costa. Esa sería la única manera de satisfacer el viejo rencor de Camellia.
—Como ya no soy noble, sólo puedo invitar a gente a la que esté unida en privado —dijo Camellia. Parecía que le faltaba confianza al decir esas palabras—. Pero... ¿serías tan amable de venir?
Julia dio medio paso adelante y miró fijamente a Camellia. Tenía una de las posiciones más altas entre las chicas y no era la más cercana a ella entre la pandilla, así que eso ponía un poco nerviosa a Camellia.
Si Julia declinaba su invitación, la mitad densus amigas tampoco aparecerían.
¡Abrazo! Julia abrazó con fuerza a Camellia.
—¡Por supuesto que iré, tonta!
Camellia sintió que se le saltaban las lágrimas. Bufó y las otras chicas se unieron a Julia, que seguía abrazada a Camellia y jugueteaba dándole golpes en la espalda.
—¡Ni siquiera tenías que preguntarnos!
—¡No tienes ninguna confianza en nosotras!
—Invita a todos tus conocidos. Si no vienen, no saben lo que se pierden.
La boda representó realmente el oro y la extravagancia.
—Pero te habrá costado muchísimo prepararte.
—No hay necesidad de preocuparse. Tiene a Caruso Vittely y al barón Castiglione para apoyarla económicamente.
—Estoy bien —dijo Camellia, sin preocuparse lo más mínimo—. Ni siquiera necesito a mi padre y a mi marido. La casa Contarini debe pagarnos —y añadió con calma—: Tienen que compensarme por la anulación del compromiso y ellos deben pagar los intereses de los préstamos —hizo que pareciera que no era nada, pero realmente era una declaración aterradora—. Hace años que les prestamos el dinero, así que los intereses son más que suficientes para permitirme esta boda.
Ella habló claramente.
* * *
Tras oír los rumores de que la boda de Camellia de Caste Castiglione sería la más extravagante de la historia, Isabella de Mare -no, Isabella de Contarini- chilló con voz estridente.
—¡¿Cómo puede excluirme de la lista de invitados a un evento tan importante?!
¿Cómo que "Las cosas se desarrollaban de forma idéntica que en la vida anterior"? Así parece que es quien era el guardia de Isabella en la otra vida
ResponderBorrarAl menos Camellia encontró alguien que la haga sentir amada, realmente es muy poco tiempo para que se casen para mí jaja
Nadie puede ser más descarada que Isabella, cómo puede esperar ser invitada cuando ella se casó con el ex 🤡
Graciass por los capítulos💜
Quieres una invitación la patuda... Se pasa 😮💨
ResponderBorrarAyy me alegra mucho que Camellia tenga muy buenas amigas y la
ResponderBorrarQuieran mucho sin importar que no es noble, lo bueno que encontró un buen hombre que estoy segura la amara mucho
Ottavio ponte fecha 😡
Uy! Será el guardian moro la persona que ayudó a Ariadne a regresar en el tiempo??
ResponderBorrarJaja por un momento yo también pensé que era el papá de Ari 🤡
ResponderBorrarJajaja y yo pensaba que era Ipolito 🤡
BorrarEsa Isabella es insuperable, cómo puede esperar una invitación
ResponderBorrarBien, bien por Camelia😁👍👏👏, año nuevo, novio nuevo 🍹. Octavio no merece ni sujetar la puerta de su carruaje!!
ResponderBorrarJajajaj pero que se fuma Isabella para pensar que la van a invitar después de todo lo malo que hizo??? Que nivel de ego
ResponderBorrarTengo una mala corazonada con Caruzo. Creo que fue él quien dañó las agarraderas del caballo de Ariadne... 🤔
ResponderBorrarImposible, si gracias a Ari gano mas dinerito
BorrarEs que justo luego de que fué a la mansión De Mare, donde se encontró con Camellia, fue que pasó el incidente del caballo, y a pesar de que le dijo a Camellia que pronto la ayudaría porque tenía que hacer algo importante antes, nunca nombraron que él se haya reunido con Ari, entonces que más podría hacer en la mansión si no hablaba con Ari?
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