SLR – Capítulo 288
Hermana, en esta vida seré la reina
Capítulo 288: Rompiendo lazos
Elco fue quien respondió a la acusación de Rafael sobre la recepción de oro. Había estado a cargo de todas las cuentas en Jesarche y tenía mucho que decir sobre las monedas de oro.
Elco interrumpió naturalmente a Rafael.
—Cierto, el oro. ¡Lo usamos bien! Pero no eres el único que nos ayudó económicamente, ¡pequeño traidor altanero! —Elco le señaló acusadoramente y alzó la voz—: ¡Tampoco sabes nada de lo que pasó en Jesarche! Tuvimos que hacer de todo para sobrevivir.
Ante sus palabras, no sólo el Príncipe Alfonso, sino también el señor Bernardino y el señor Manfredi cerraron los ojos, desolados. El Príncipe y sus allegados nunca habían pasado hambre y frío antes de la guerra.
El hambre y los problemas eran soportables desde que se tenían el uno al otro. Pero no soportaban los malos tratos y la discriminación.
Incluso cuando el señor Bernardino resultó herido y sufrió una situación de vida o muerte, no se le proporcionó ninguna medicina debido a la discriminación. Alfonso y su pequeño ejército intentaron obtener suministros médicos con el trofeo de guerra que se les asignó por sus logros militares, pero tras adquirir alimentos y suministros básicos, se enfrentaron a una extrema escasez presupuestaria.
En realidad, no habría sido mucho mejor si les hubieran proporcionado suministros médicos. Todo lo que tenían en los desiertos era ungüento en polvo mezclado con agua.
El señor Elco escupió como si chorreara sangre—: Cuando nuestro país natal nos abandonó, los únicos que nos tendieron una mano fueron las fuerzas del Gran Duque Eudes, incluida la Gran Duquesa Lariessa. Sin ellos, nos habríamos muerto de hambre.
Al principio de la guerra, el señor Bernardino había sobrevivido a duras penas al tratamiento médico, gracias a las monedas de oro enviadas por Lariessa. Alfonso nunca había respondido a las cartas de Lariessa, pero como la vida del señor Dino estaba amenazada debido a su herida, tiró por la borda su orgullo y lo hizo. Todo el mundo lo sabía. Y el señor Dino seguía sintiéndose en deuda con Alfonso por haberle salvado la vida.
—¡Oh, qué maravilla, señor Elco! —se burló Rafael—. Creía que detestabas al Reino Gallico por haberte privado del ojo y del brazo, ¡pero eres el típico plebeyo que mueve el rabo como un perro ante el dinero!
—¡Rafael! —Alfonso cortó, deteniendo a Rafael cuando cruzaba la línea—. El señor Elco me ha servido lealmente durante más de cuatro años en las áridas tierras de Jesarche —la voz de Alfonso estaba más cargada de culpa que de ira—. No permitiré que ni siquiera tú uses esa forma de hablar a Elco...
Rafael estaba destrozado por sus palabras. Había perdido el control y apuñalado verbalmente a Alfonso en el corazón en numerosas ocasiones, pero las inofensivas palabras de Alfonso le habían herido gravemente.
Podían tener opiniones diferentes sobre el trato que merecía Ariadne.
Después de todo, Rafael sólo sabía por lo que había pasado Ariadne. Su perspectiva podría cambiar si conociera su historia completa. Por ejemplo, Rafael podría no ser consciente de que, en realidad, Ariadne podría ser un personaje malévolo para Alfonso o incluso una asesina en serie que disfrutara haciendo daño a animales y niños, haciendo que el juicio de Rafael fuera inexacto.
Además, cada parte tenía posturas y deseos diferentes. Rafael admitió que su amor por Ariadne podía haber empañado su objetividad.
Sin embargo, para Alfonso era una historia completamente diferente priorizar a Elco sobre Rafael. Rafael y Alfonso habían compartido largos años de completa amistad.
Había habido tensiones sutiles o manifiestas entre Rafael y Elco desde que eran jóvenes, pero Alfonso siempre se había mantenido neutral. Sin embargo, todo el mundo pensaba que el mejor amigo del Príncipe Alfonso era Rafael.
Pero la distancia entre Rafael y Alfonso se había alargado en los últimos 4 años. Alfonso había entablado amistad con otras personas además de Rafael.
Los últimos cuatro años en el campo de batalla y una mujer habían abierto una brecha en su relación, provocando una ruptura irreversible.
—Por supuesto que quería desesperadamente estar con ella...
Alfonso respondió tardíamente a la acusación de Rafael de que "no estaba junto a Ariadne".
—Sólo después de que me arrastraran a Gallico me di cuenta de que no podía estar con la persona que quería sin poder ni logrosm —las emociones de Alfonso llegaron al clímax—. Incluso si volviera inmediatamente a casa desde Jesarche, nada habría cambiado, pero ¿cómo podría volver? ¡Un príncipe adolescente sin poder al lado de Ari no sería de ninguna ayuda!
Otra Princesa habría sido su prometida. Y León III habría vendido a su hijo a la casa que pujara más que las otras como si fuera un semental. Si no podía dominar a su padre, ese era el futuro al que se vería sometido. Pero Rafael se negó a echarse atrás.
—Oh, así que por eso te casaste. Porque no tenías poder —se burló Rafael sarcásticamente.
Alfonso sintió un dolor punzante en su interior. No tenía nada que decir.
—Qué galante —continuó Rafael—. Te vengaste de tu amante que se había comprometido con alguien más incluso después de romper ese compromiso desentendiéndola y casándote tú. Eso es prácticamente devolver el daño 20 veces más recibido por un solo golpe. No me parecías del tipo patético, pero qué sorpresa.
Como música de fondo, el señor Elco enloqueció—: ¡Cállate la boca, Baltazar! La condesa de Mare fue la primera en ser desleal.
Pero Rafael simplemente utilizó el arrebato del señor Elco como una fuente adicional de ataque.
—Ya veo. Te casaste con una mujer para vengarte de Ari por haberte comprometido. Eso no es excusa para enviar una carta tan hiriente a Ari. Nunca podrás ser perdonado por eso.
—¿Carta? ¿Qué carta?
Alfonso había enviado innumerables cartas, pero no sabía a qué se refería.
Sin embargo, Rafael pensó que Alfonso estaba mintiendo para salir de este lío.
—¡No intentes librarte de esto!
—¡Envié innumerables cartas!
Ni en sueños supo Rafael que Alfonso había enviado docenas -no, cientos- de cartas sin una sola respuesta de Ariadne. Lo que dijo tuvo un efecto exasperante en él. Interpretó las palabras de Alfonso como una serie de cartas llenas de contenido malicioso dirigidas a Ariadne.
—¿Hiciste eso más de una vez? ¡Por qué, eres una porquería humana!
Por otro lado, Alfonso pensaba que Rafael le estaba condenando por "intentar recuperar el corazón de Ariadne mediante cartas de amor", a pesar de que tenía esposa.
Había firmado el acuerdo matrimonial con Lariessa cuando había escapado de Gallico, así que eso le convertía en un hombre casado que intentaba tener una aventura con una mujer soltera a través de cartas.
Alfonso se dio cuenta tarde de que lo iba a inculpar como un hombre casado que intentaba ligar con una mujer soltera y se sintió un poco avergonzado.
—Es suficiente, Rafael. Deja de condenarme.
Sin embargo, a la luz de todas las circunstancias, Alfonso no pudo evitar pensar que estaba siendo injusto. No se había portado lo suficientemente mal como para que su amigo utilizara palabras vejatorias contra él. A pesar de su amplitud de miras, Alfonso también empezó a enfadarse.
—Tú tampoco estás del todo limpio —acusó Alfonso—. Rafael de Baltazar, ¿cómo has podido traicionarme y tocar a mi novia cuando te pedí que la cuidaras y confié en ti como amigo?
¿Cómo podía hacer eso cuando ella incluso tenía un prometido? Si hubiera sido Alfonso, habría reflexionado temporalmente sobre sí mismo y se habría estremecido, pero Rafael ni se inmutó y gritó al instante.
—¿Amigos? ¡Ja! —Los ojos rojos de Rafael se volvieron ardientes de furia—. ¡¿Sabes cuántos problemas pasó por tu culpa?!
Al oír eso, el señor Elco se burló por detrás.
—¿Te refieres a que el Duque Cesare la dejó porque ella no pudo dejar en el pasado a su amante? Ella debería haber vivido una vida casta hace mucho tiempo y no jugar con dos hombres.
—Cierra el pico, Elco —espetó Rafael, con los ojos clavados en los de Alfonso, sin molestarse siquiera en mirar a Elco—. ¡Qué vergüenza después de todo lo que recibiste de ella!
'¿Cómo puede ser tan descarado y dar por sentada la gigantesca cantidad de monedas de oro de Ariadne sólo porque también recibió dinero de Lariessa? Eso es lo peor que puede hacer.'
—¡¿Dónde está tu conciencia?!
Alfonso aún sentía afecto por Ariadne, incluso después de casarse. Pero no tenía intención de romper su matrimonio por ella. Eso era lo peor que podía hacer. No sería un hombre si empezara una pelea por el compromiso de Ariadne y se desvinculara después de todo lo que había hecho.
—Alfonso de Carlo, ¡deja de ser tan patético!
—¿Patético?
Para Alfonso, esta situación era totalmente injusta y le hacía enfadar. No podía soportarlo. Si de verdad fuera un hombre patético, habría convocado a la condesa de Mare nada más regresar, se habría peleado con ella y la habría avergonzado. Por otro lado, si quisiera tener una aventura con ella, habría ido a su residencia y coqueteado con ella.
Su postura y su influencia permitían las dos patéticas opciones, pero él nunca hizo tal cosa. No podía creer que su amigo lo estuviera condenando. Ya no parecía la persona que conocía.
—¡Rafael de Baltazar, cuidado con lo que dices! Finalmente, Alfonso también levantó la voz.
Rafael se negó a echarse atrás y le gritó.
—¡Nunca supe lo obsesionado que estabas con el poder! ¡¿Cómo puedes elegir a alguien antes que a la mujer que amas sólo por su poder?!
—¡Rafael!
Pero Rafael se negó a detenerse y añadió—: ¿Por qué no intentas apaciguar a los gallicos mientras te escondes tras la falda de la Gran Duquesa? Puedes rendir pleitesía a la gente de Gallico. Eso es mejor que actuar patéticamente en tu patria.
Rafael dobló todos sus dedos derechos excepto el índice y el meñique y se lo extendió a Alfonso como si fuera un cuchillo.
N/T: Le llamó cuernudo jaja 🤘
El gesto significaba: "No eres un hombre de verdad" y si nos fijamos en la etimología quería decir: "Tu mujer te engaña con otros hombres".
—¡Bastardo!
Incluso el tranquilo Alfonso no pudo soportarlo más y dejó escapar un estallido de ira. Perdiendo completamente los estribos, Alfonso se acercó sigilosamente a Rafael a grandes zancadas para agarrarlo por el cuello.
Presenciando la escena completa desde atrás, el señor Manfredi se precipitó hacia delante, veloz como una ardilla, y agarró a Alfonso por detrás.
—¡Alteza!
El señor Manfredi sólo pudo detener a Alfonso durante una fracción de segundo, pero fue tiempo suficiente para que Rafael se escapara de las garras de Alfonso. Bernardino era demasiado viejo para reaccionar bruscamente como antes, pero también se apresuró a detener al Príncipe.
—¡Whoa, whoa, Su Alteza! ¡Por favor, cálmese!
El señor Manfredi también intervino desde su lado: —¡Alteza! Por favor, ¡deténgase un momento!
En medio del alboroto, el señor Bernardino miró a Rafael y le instó.
—¡Rafael, vete ya!
Mordiéndose los labios, Rafael se levantó de su asiento.
El señor Dino dijo en un susurro—: ¡Concertemos una cita otro día!
Rafael respondió con frialdad—: Eso nunca ocurrirá —con una expresión fría como el hielo, miró fijamente al príncipe Alfonso y le dijo—: Si esto es lo que querías, deberías haber rechazado su dinero. Malinterpretaste su acto como una traición y le pagaste casándote con esa Gran Duquesa gallica. Pero, ¿cómo pudiste aceptar su dinero?
En principio, Rafael estaba equivocado sobre la traición de Alfonso. Rafael había enviado la carta de Ariadne con retraso, y todo lo que Alfonso vio tras su regreso fueron monedas de oro enviadas en nombre de la Santa Sede etrusca.
Alfonso no supo que el dinero había sido enviado por Ariadne hasta el final y no tuvo oportunidad de rechazar el dinero aunque quisiera porque Rafael se había ido.
Sin embargo, Alfonso y Rafael estaban demasiado nerviosos para hablar con lógica.
—¿Dinero? ¿Qué dinero? ¿Pagarle con qué? ¡No intentes tenderme una trampa, asquerosos!
Furioso, Alfonso intentó de nuevo arremeter contra Rafael. El señor Bernardino y el señor Manfredi intentaron desesperadamente detener a Alfonso. Sin embargo, Alfonso se impuso a ambos. Al intentar lanzarse hacia delante como un toro, arrastró también a los dos caballeros que se aferraban a él.
—¡Su Alteza! ¡Por favor!
—¡Por favor, pare!
Mientras tanto, el ataque verbal de Rafael continuaba sin parar.
—No sabía que fueras tan cobarde. No puedo creer que tenga un amigo que se aprovecha de las mujeres sólo para ganar poder y culpa a los demás de lo que él hizo mal.
Alfonso no se lo podía creer y se limitó a fulminarle con la mirada.
En ese momento, Rafael asestó el golpe final.
—¡He terminado contigo!
¡Bang!
Rafael dio un fuerte portazo en el salón de Alfonso. No miró atrás ni una sola vez mientras salía al pasillo del Palacio del Príncipe en el Palacio Carlo.
Detrás de él sonaron las voces frenéticas del señor Dino y el señor Manfredi para calmar al Príncipe, junto con la voz burlona de señor Elco, lo suficientemente alta como para que pudiera oírla con claridad.
—Su Alteza, por favor, contrólese. No tenemos tiempo que perder. Debemos prepararla para la cena ofrecida por el Marqués Gualtieri.
El marqués Gualtieri era un gran noble de larga tradición, poseedor de un gran feudo en el este del reino. Era una figura prominente entre las fuerzas del este.
Rafael sintió una repentina oleada de alguna emoción desconocida desde lo más profundo de su corazón. Cuando Alfonso era joven, era un mero noble de la corte a pesar de su alto título de realeza. Su influencia real era similar a la de él, hijo del marqués Baltazar, y no le importaba relacionarse con Elco, aunque fuera un plebeyo.
Sin embargo, la fiesta dirigida por el marqués Gualtieri fue una negociación entre bastidores con las figuras más influyentes del reino etrusco. Se trataba de una reunión social entre autoridades históricas en la que el marqués Baltazar carecía de influencia para ser invitado.
Era natural que un príncipe de una nación participara en un acontecimiento tan importante. Sin embargo, el Alfonso que él conocía no era de los que acudían a tales reuniones. No disfrutaba ni trataba de encajar en tales reuniones. Pero ya no. Rafael sintió que le arrebataban todo el calor de su corazón.
Su amigo Alfonso se había ido para siempre.
DIOSS Alguien que mate a Elco por favor!!!! Que reunion tan desesperante
ResponderBorrarLO LLAMO CUERNUDO JAJAJAJAJAJAJA
ResponderBorrarPonganle una mordaza a Elco porfa y que se case con Lariessa
ResponderBorrarAlfonso no soportó 🤣
No sé quién me frustró más en este capítulo en serio, solo crearon más malentendidos
Gracias por el cap💜
Jajaja me encanta tu solución, que Elco se case con Lariessa, hacen la pareja perfecta.
BorrarNo sé qué decir, creí que llegarían a algo pero a lo único que llegaron fue a declararse la guerra :0
ResponderBorrarEmpezó bien pero las cosas se enredaron, parece que Alfonso está sordo para no oír cuando Rafael le dice que el dinero se lo mandó Ari
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