SLR – Capítulo 60
Hermana, en esta vida seré la reina
Capítulo 60: Tendiendo trampas para ratones y crear un mayor resentimiento
Ariadne había negociado previamente con Madame Marini, de la modista Ragione, para que se uniera a ella en el plan.
Al principio, Madame Marini había declinado la petición de Ariadne de comerciar con Lucrecia, sacarle dinero por debajo de la mesa y entregarle el desglose de las cuentas del libro mayor.
—¡Señoría! Me temo que no puedo hacer eso…—se negó Madame Marini—. Si la gente llega a saber que hemos hecho tal cosa, la reputación de la modista Ragione caerá en picado.
Como si esperara que esto ocurriera, Ariadne persuadió a Madame Marini sin pestañear.
—¿Cómo se iban a enterar los demás si eso sólo empañaría la reputación de nuestra familia? Quedará sólo entre usted y yo. —tranquilizó Ariadne.
—Pero incluso si todo sale según lo planeado—refutó Madame Marini—. El Cardenal De Mare ordenará que se rompan nuestras relaciones comerciales.
Ariadne había planeado delatar a Lucrecia ante el Cardenal De Mare presentando las pruebas del soborno que recibió de la modista Ragione. Lo que Lucrecia hizo sería malversación de fondos. Naturalmente, el Cardenal De Mare pensaría mal de la modista Ragione como entidad corrupta que participó en la malversación de Lucrecia.
—Hemos firmado un acuerdo de servicio exclusivo por dos temporadas, Su Señoría. ¿Y si ese acuerdo se cancela? —preguntó Madame Marini, preocupada—. Gracias a usted, nos estamos haciendo populares entre las damas nobles de la alta sociedad de San Carlo.
Decía la verdad. Aunque la rotura de su vestido en su baile de debutante no fue un espectáculo agradable de ver, el infame suceso le dio fama, ya que despertó una explosión de interés por la modista Ragione.
Fueron muchas las damas nobles a las que les gustó el vestido de Ariadne, lo que le valió a la modista Ragione una increíble oleada de pedidos. Parecía que los pedidos empezaban a perder fuelle después del tiempo transcurrido desde el baile de debutantes. Pero esta vez, el vestido de rayas verdes que Ariadne lució en la competición de caza se convirtió en un éxito instantáneo.
Cualquier prenda que llevara Ariadne en otoño de ese año se agotaba en San Carlo, incluso la tela de los vestidos que lucía. En esos días, los hábiles trabajadores de la modista Ragione se afanaban en confeccionar vestidos para la caza con una tela similar a la que lució Ariadne.
Ante las palabras de preocupación de Madame Marini, Ariadne sonrió.
—¿Pero qué pasará cuando pasen dos temporadas? —preguntó Ariadne.
Madame Marini no pudo responder a la pregunta de Ariadne. Como la Madame se quedó muda, Ariadne volvió a preguntar.
—¿Crees que seguiré contratando a la modista Ragione después de dos temporadas?
Madame Marini dio un respingo y se sentó erguida.
Ariadne era ahora la "it girl" de San Carlo. Era la "estrella emergente" de la que más se hablaba y, como dijo Camellia de Caste Castiglione, también era "la joven más inteligente" de San Carlo.
La it girl había cambiado varias veces en los últimos años, de Camellia a Isabella y de Isabella a Ariadne, pero éste era un caso excepcional. Normalmente, el reinado de la popularidad era a largo plazo, durando al menos 2-3 años, y en algunos casos, incluso más de 15 años. Como Ariadne había entrado en el régimen de popularidad, sería bastante extraño que vistiera ropa de una boutique, no de modista.
—Sé perfectamente que no tiene intención de ampliar su negocio a una boutique. —dijo Ariadne.
La modista Ragione había sido regentada por la familia de un pequeño pueblo de las afueras. La empresa contrataba como costureras a familiares, parientes y vecinas locales conocidas desde hacía tiempo. No eran las mejores en costura, y los artículos de la Modista Ragione no eran los mejores en calidad. Pero la familia Marini daba prioridad absoluta a la convivencia con los habitantes del pueblo. No aspiraban a ser la modista más cualificada de San Carlo.
—No puedes comerte el pastel y tenerlo también—dijo Ariadne—. Después de dos temporadas, como se menciona en nuestro acuerdo, me cambiaré a una boutique, ya que he cumplido con mi deber contractual. Es natural que lo haga, lo que hará que la popularidad de la modista Ragione sea la misma que antes.
—¡...!
Aunque Madame Marini estaba desconcertada, esto tenía que ocurrir pronto. Dado que la calidad de la modista Ragione era inferior a la de una boutique, Ariadne tenía que seguir adelante en algún momento.
—Pero—continuó Ariadne—. Dirigir una modista no es la única forma de ganar dinero.
—¿Cómo dice? —preguntó Madame Marini.
—Si mi plan tiene éxito, no habrá más negocios con la modista Ragione y nuestra familia, como usted dijo. Padre no nos permitirá continuar con el negocio. Pero, ¿qué tal si construye una segunda tienda bajo el nombre de otra persona? En lugar de ropa para señoras, ¿qué tal vender artículos de lencería, como uniformes para recaderos, criados y criadas, cortinas, ropa de cama y otras cosas por el estilo? —sugirió Ariadne.
—¡...!
—Una vez que me convierta en la señora de la familia De Mare, tengo la intención de utilizar menos sirvientes—continuó Ariadne—. Entonces necesitaré confeccionar ropa y productos de lencería para usar en la casa.
Si el conflicto para hacerse con el poder entraba en pleno apogeo, Ariadne necesitaba espantar a la gente de Lucrecia. En lugar de contratar a un nuevo trabajador para ocupar su lugar, Ariadne tenía la intención de subcontratar artículos para el hogar de la modista Ragione--Ragione: artículos de lino.
—Aunque el beneficio por artículo es menor, un océano azul aguarda tu nuevo negocio. Nuestra familia será tu cliente habitual, y podrás atraer a otras familias nobles para que utilicen tu negocio. Te pondré en contacto con algunas familias—sugirió Ariadne—. Creo que este negocio es una mejor opción para tu familia que la costura.
Ariadne se levantó de su asiento en la destartalada sala VIP de Modista Regione y se puso el abrigo.
—Ponte en contacto conmigo cuando lo pienses mejor.
Ariadne recibió la respuesta de aprobación de Madame Marini en la tarde del día siguiente.
***
Estos días, Isabella dormía hasta tarde y leía a regañadientes "La biografía de las damas urbanas distinguidas" en el salón para las niñas mientras refunfuñaba su descontento.
"La Biografía de distinguidas damas urbanas" contenía un surtido de heroínas históricas. Era un grueso libro de 800 páginas en el que se relataban sus honorables logros, sus meritorias hazañas, los hitos que marcaron en la historia, cómo debía vivir su vida la lectora y si las virtudes diferían entre hombres y mujeres.
Isabel trató de hacer uso de sus encantos para salir del apuro, preguntando al Cardenal si podía dejar de leer el libro. Sin embargo, el Cardenal la amenazó con que tendría que copiarlo todo si no entregaba su informe sobre el libro. Isabella maldijo y empezó a leer de nuevo. Tras el susto de oír los aterradores juramentos de Ariadne, Isabella empezó a practicar su ración de improperios.
Si Isabella aprendió algo de la biografía, que le enseñó a ser una dama correcta, era un misterio, ya que refunfuñó palabrotas durante todo el proceso. Pero al menos escribir el informe la mantuvo ocupada, y se quedó en el salón durante medio día.
Por otro lado, Arabella se lo estaba pasando como nunca. Mientras Isabella estaba atrapada en la sala de dibujo del segundo piso, Arabella jugueteaba con las cosas de su hermana como pez en el agua.
Isabella tenía muchas cosas maravillosas. Y las más notables estaban en su tocador. Poseía todo tipo de cosméticos, así como otros objetos que Arabella no había visto nunca. El fabuloso artículo que hoy llamó la atención de Arabella fue su peluca.
—¡Increíble! —exclamó Arabella.
Isabella siempre se fijaba un postizo rubio de un dedo de ancho en las raíces del pelo para que su cabello pareciera espeso y frondoso. Como las hermanas tenían el mismo color de pelo, el postizo de Isabella parecía hecho para Arabella.
Una pinza de hierro estaba sujeta a las raíces del postizo, pero al contrario de su superficie de aspecto firme, era sorprendentemente maleable.
—Ohhh. Mira eso.
Arabella dobló la pinza de hierro plateado para aprender a usarla y se colocó el postizo de su hermana en el pelo. Su reflejo en el espejo mostró a una chica con una abundante cabellera, lo que la hizo tararear satisfecha. Aunque la pinza parecía dura como el hierro, se doblaba en cualquier dirección que le dijeran sus manos. Era increíble.
N/T: Arabella es demasiado linda para esta historia. La adoro.
Mientras Isabella se veía obligada a trabajar en la biografía, Arabella se lo estaba pasando en grande. Con cuidado, fue quitando cada parte del postizo y colocándola en su lugar original. Después de cometer un crimen perfecto, Arabella salió lentamente de la habitación de su hermana.
***
Estos días, las cartas se amontonaban en el buzón de la familia De Mare. La mayoría de las cartas eran enviadas por la familia De Rossi para quejarse a Lucrecia.
La primera carta entregada era de Stefano, el padre de Zanobi, para quejarse del castigo infligido a su hijo. En su carta, exigía: [¿Cómo has podido devolver a Zanobi así? Le azotaron 40 veces y le cortaron los tendones de los brazos y las piernas. ¡¿Pero enviarlo a casa en un poni?! Tiene suerte incluso de estar vivo. Parecía que el cuerpo gravemente dañado de Zanobi no se estaba curando, ni siquiera en las partes en las que debería haberlo hecho, sobre todo en las nalgas azotadas, porque se había sentado en su poni durante todo el viaje de vuelta a casa. Como resultado, quedó gravemente lisiado e incapacitado.]
Luego llegó el correo de la hermana mayor de Lucrecia, preguntando por qué no habían llegado aún los gastos de manutención, tras una súplica de su anciana madre. El prefacio decía:
[¿Ni siquiera sientes pena por el pobre Zanobi? Deberías comprarnos una aldea para cuidarle, ya que ahora es una persona discapacitada.] Pero hacia el final, pidió desesperadamente a Lucrecia que enviara algo de dinero, ya que se estaban muriendo de hambre sin una sola patata para comer.
Tres semanas después, el anciano padre de Lucrecia le envió una carta maldiciendo.
[¿Cómo te atreves, desgraciada zorra de sangre fría, a abandonar a tu familia? Como sólo te preocupas de ti misma, arderás en el círculo más profundo del infierno por traidora.]
A juzgar por los frecuentes y desesperados mensajes, la familia De Rossi parecía no tener ni siquiera un depósito de ahorro. Era cuestión de tiempo que Lucrecia sufriera un colapso mental.
Por otro lado, Ariadne recibía cartas más esperanzadoras. El Conde Césare envió sus características rosas rojas, una carta con montura de plata en la que preguntaba si todo iba bien, y una exquisita silla de montar de piel de ciervo.
Incluso añadió una postdata a su mensaje.
[Gracias a ya sabes quién, tengo los brazos rotos, así que no podré salvarte hasta dentro de dos meses. Mientras tanto, utiliza esta silla de montar de alta calidad para que no se te atasquen los pies.
[...] Y si esta cicatriz no desaparece, te haré responsable.
-Sinceramente,
Conde Césare de Como]
Ariadne sonrió amargamente y ordenó al criado que recibiera la silla del caballo. Los ojos del lacayo se abrieron con sorpresa. Era la primera vez que Ariadne aceptaba algo de Césare.
Si se aceptaba un regalo, era de decoro enviar un obsequio a cambio. Ariadne ordenó a Sancha que consiguiera un medicamento milagroso para las cicatrices y se lo entregara.
[Querido Conde de Como,
Le adjunto un ungüento que hace maravillas para el tratamiento de cicatrices. Espero que se recupere pronto. Estoy segura de que se casará con una dama decente con ese bello rostro suyo y tendrá una familia feliz.
- Atentamente,
Ariadne De Mare]
Ésta era la primera respuesta que Ariadne enviaba a Césare en esta vida.
Pero el correo que Ariadne había esperado noche y día llegó al día siguiente de la conmoción en la competición de caza. Era del príncipe Alfonso, que no pudo evitar escribir después de saber por lo que había pasado Ariadne.
[Querida y estimada Ariadne,
Lamento mucho que haya ocurrido algo así en el concurso de caza. ¿Estás bien? Me decepcionó terriblemente que mi padre, el Rey juzgara el acto criminal como daños a la propiedad y declarara una sentencia tan leve de azotes. Sé que fue porque la delegación gallica estaba mirando, pero deberíamos haberles mostrado lo que tenemos los etruscos. Pero tengo que admitir que puede que me queje de la sentencia porque me preocupo por ti. Por última vez, ¿estás bien?]
La sentencia de León III pretendía ganarse su reputación de rey generoso, quedar bien con el Cardenal De Mare y evitar que Zanobi hiciera daño en el futuro. Pero su decisión resultó ser una mala jugada.
Los habitantes de San Carlo tenían opiniones encontradas. Algunos criticaban que el Rey fuera demasiado generoso con Zanobi de Rossi, mientras que otros decían que Su Majestad estaba siendo demasiado duro al bloquear la carrera del muchacho como caballero, todo porque disparó una flecha a una chica. Esto se debió a que el Rey se mostró excesivamente neutral y adoptó una actitud ambigua. Si un hombre en el poder no es decisivo cuando tiene que serlo, se expresan todo tipo de opiniones negativas, y en algunas ocasiones, se expresan libremente. Incluso Alfonso estaba descontento con la decisión de su padre.
Que un príncipe heredero al trono criticara la decisión de su padre tenía muchos matices. Podía estar buscando un ardid político o tener malas intenciones al hacerlo. Si la reina Margarita hubiera visto su carta, la habría hecho pedazos y la habría quemado en la chimenea. Sin embargo, Alfonso ya estaba cruzando la línea al escribir la carta. Pero ya lo había hecho una vez. ¿Por qué no volver a hacerlo? Siempre bajaba la guardia cuando Ariadne estaba cerca.
Ariadne siguió leyendo la carta de Su Alteza. Era muy atrevido en su mensaje.
[Está previsto un baile de máscaras en el palacio real a finales de octubre. Lamento mucho que no pudiéramos hablar en privado en la competición de caza. Espero que calmes el shock y vengas al baile de máscaras cuando te recuperes del todo. Pongámonos al día y tengamos una conversación cara a cara. Hace tanto tiempo que no te veo y te echo mucho de menos.]
La Reina le había dicho que se abstuviera de hablar cara a cara con otra chica delante de los demás. Pero el baile de máscaras era la oportunidad de oro para citarse con una chica sin llamar la atención.
Hacía tiempo que había olvidado que su madre le había advertido que no escribiera a Ariadne. Además, soy el único que está enamorado. Ariadne es demasiado ambiciosa e inflexible como para pensar en mí de ese modo. Esperaba tener razón.
[A mediados de noviembre, todos en el palacio real van al palacio secundario en el sur para el invierno. La realeza y la nobleza van todos juntos, pero mis conocidos me dicen que la casa del Cardenal De Mare siempre se queda para ocuparse de las parroquias. Lamento que no pueda acompañarnos.
El invierno en el palacio secundario de Harenae se considera una estación de verdor, y el sol brilla alto en el cielo. El aire es un poco seco, y se puede oler el mar. Es muy diferente de San Carlo. El palacio es pequeño pero hermoso. Sinceramente, quiero que lo veas.
Cuídate. Recuerda, la salud es el mejor activo.
- Con preocupación,
Alfonso]
Era una carta extremadamente larga, teniendo en cuenta que las cartas de Alfonso solían ser más bien notas cortas. Cada palabra estaba profundamente presionada con manchas de tinta en los márgenes. Ariadne se daba cuenta de que había reflexionado mucho al escribir la carta.
Parecía que el príncipe tenía algo más que decir, pero no lo hizo. Se dio cuenta por la tinta azul que se esparcía después de que él escribiera: "Hace tanto tiempo que no te veo y te echo tanto de menos" y "Quiero sinceramente que lo veas", con letra ligeramente ilegible y punta gruesa. Contrastaba completamente con la carta del Conde Césare, que estaba escrita sin esfuerzo y con gracia, con una caligrafía perfecta.
Ariadne tuvo sentimientos encontrados al ver la carta de Alfonso.
Toda esta espera por una simple carta. ¿Por qué estaba tan desesperada por recibirla?
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