MCD – Capítulo 11

Matrimonio por contrato con una doncella 

Capítulo 11: No lo haremos si tú no quieres

—Arthur... Sir Arthur. Uh... —Reina tartamudeó.

Arthur cogió a Reina en brazos y se dirigió hacia la cama. Reina entró en pánico. 'Oh, no. ¿Qué hago?' Ella sabía bien que esta parte del matrimonio venía incluida al ser una novia suplente. 'Pero... ¡pero! Todavía no'. Reina no estaba preparada aunque no fuera la primera vez. Todavía. 'Hacerlo porque me dieron la orden de hacerlo y hacerlo porque le dije seductoramente que quería estar a solas con él es totalmente diferente. Lady Christina se pondrá furiosa.'

Reina sintió de repente ganas de llorar. 'Tengo miedo. Sólo estaba haciendo lo mejor que podía para hacer lo que se me pedía. Pero ahora parece que he seducido a Sir Arthur y he intentado robárselo a Lady Christina. "Accidentalmente pisé sus aposentos matrimoniales por un breve momento, pero no pasó nada". Estaba tan aliviado esta mañana que aún podía decirle eso a ella. Pero ahora…'

Lágrimas de tristeza comenzaron a correr por el rostro de Reina. 'Dijiste que sólo tenía que calmar el alboroto, que sólo teníamos que arreglar esta situación, que probablemente Sir Arthur ya se había dado cuenta. ¿Por qué nadie viene a buscarme?'

—... Hey.

Arthur se detuvo sobre sus pasos. Su voz sonaba confusa.

Hic, hic. Reina hizo todo lo posible por contener las lágrimas, pero no pudo ocultar la forma en que su pecho subía y bajaba cada vez que se tragaba las ganas de llorar.

—... ¿Estás llorando?

'Ni siquiera lloró la primera noche. Pero ahora sí.'

Temerosa de que la descubrieran por mentir sobre su deseo de estar juntos, Reina luchó por contener las ganas de llorar. Pero al final, tuvo que cubrirse la cara patéticamente contorsionada.

Arthur se sentó en el borde de la cama con Reina aún torpemente en brazos. Entonces empezó a acariciarle la espalda como si quisiera consolarla.

—¿Por qué lloras?

Sabía que ella no había querido decir lo que había dicho... Pero no sabía que acabaría haciéndola llorar. Arthur palmeó torpemente la espalda de Reina.

—No llores.

'No te haré nada.'

***

 【La pareja del siglo se reúne】

 【Noche de la ceremonia de la victoria - Fiesta callejera de escala sin precedentes celebrada en el marquesado de Julius】

 【La razón por la cual fue conocido el compromiso y no su matrimonio - ¿cortesía de Sir Arthur debido a su reputación pasada?】【Marquess Julius aún guarda silencio 】

—¿Mantuvo en secreto su matrimonio con la señora por su vieja reputación?

—Oh cielos, mira esto. Algunos dicen que lo mantuvieron en secreto porque podría morir en la guerra... Ah, eso me pone muy mal. Nuestra señora no se lo merece…

—Bueno, es verdad. Todo el mundo solía decir que el matrimonio era la pérdida de Julius. Se hablaba mucho de si era hijo ilegítimo del emperador o no. La familia imperial ni siquiera lo reconoció públicamente. Le hacían el vacío y por eso la reputación de Sir Artur era terrible…

—Eso es muy mezquino. El palacio tiene que ser muy bueno con él en el futuro.

 【¡Primera ceremonia de la victoria celebrada en plena noche. Hermosa vista nocturna del marquesado Julius!】

 【Sir Arthur y Lady Christina saludan a la multitud durante el desfile.】

 【¡Lady Christina es llevada como una princesa a casa en brazos de Sir Arthur! ¡El calor de los recién casados en plena exhibición!】

 【La multitud aclama el regreso de Sir Arthur a casa con Lady Christina en brazos - ¡Incluye ilustración de testigos directos!】

 【Sir Arthur y Lady Christina: ¡¿matrimonio concertado o verdadero romance?!】

 【Especial, "Julius & Arthur" - ¿Quién se benefició más de este matrimonio?】

—No. Nuestra señora Christina sigue siendo más que digna de Sir Arthur. Su belleza no tiene rival en toda la alta sociedad. Además, es de la familia más rica de todo el imperio.

—¿Desde cuándo es 'nuestra señora'? Solías maldecirla sin parar por su horrible temperamento.

 【Julius firma un contrato como proveedor exclusivo de piedra lunar para el Instituto Imperial de Investigación.】

 【Julius logra un acuerdo espectacular en las negociaciones sobre los derechos de pesca en el estrecho de Saranne.】

 【Julius gana el litigio por el monopolio de los derechos de extracción de cristales mágicos.】

—Jeje. Bueno, ¿cómo no iba a cambiar de opinión? Desde la noticia de la victoria de Sir Arthur y de que el marqués Julius se convirtió en elector, hay un gran auge de negocios por aquí. ¿Crees que hay un solo hombre de negocios por aquí que no quisiera darle al marqués un gran beso?

—¿Es para tanto?

—¿Por dónde empezar? Julius está en racha ganadora con todas las licitaciones competitivas que ha habido con empresas y proveedores de otras regiones. Todo el mundo se muere por hacer un trato con él. Es bastante obvio que el palacio está dando a Julius un trato especial ahora. Los que son rápidos de reflejos ya se apresuran a ampliar sus negocios si quieren poder competir.

 【Julius: Sumar las ganancias económicas obtenidas por "el efecto Arthur" no serán matemáticas fáciles】

 【Julius, ¡el gran boom!】

 【Especial - Análisis de los trajes de celebración de Arthur y Christina.】

 【Los pendientes de perlas de Lady Christina, ¡un tema candente!】

 【¡Explosión de pedidos por el vestido de Lady Christina! ¡Haz tu pedido en The Latria Shop!】

***

—¡Permiso! ¡Ey, no te saltes la fila! ¡Uf!

En la plaza se notaba que incluso los gremios periodísticos se enfrentaban a un auge del negocio. Todo tipo de boletines y periódicos se vendían como rosquillas y la gente hacía cola para conseguir las últimas noticias sobre Arthur. En particular, los periódicos con relatos detallados sobre el "traslado nupcial a casa" en modo princesa de Lady Christina se agotaron inmediatamente, lo que obligó a los gremios a colocar carteles pidiendo a los clientes que esperaran a que llegaran más impresiones por la tarde.

La iglesia tampoco se libró de la escasez de papel. Se había triplicado la producción, pero el primer lote se había agotado por la mañana. Se pusieron a la venta ejemplares adicionales justo a tiempo para el servicio de la tarde, por lo que la gente hizo cola frente al centro de distribución para donar dinero y comprar ejemplares extra. La iglesia experimentaba un auge de oro debido al significativo aumento de las donaciones. Mientras tanto, había que dar el pésame a las muñecas de los sacerdotes que se afanaban en transcribir todos los papeles.

—¿Qué? ¿Ya se han agotado los ejemplares adicionales?

Una joven que había hecho cola para comprar un boletín estaba al borde de las lágrimas al comprobar que se habían agotado. El joven que estaba delante de ella había cogido el último. Se secó el sudor de la frente y dejó escapar un suspiro de alivio mientras sostenía en la cintura muchos tipos diferentes de publicaciones populares del momento. El joven las guardó rápidamente en su bolso.

La joven miraba con remordimiento los papeles que sostenía cuando, de repente, a través de la abertura de su bolso, vislumbró una ilustración de Lady Settleton en una rara publicación. Sus ojos se abrieron de par en par. Los periódicos con ilustraciones ya se vendían más caros. Pero los que tenían ilustraciones de Lady Settleton no se imprimían mucho y, por lo tanto, era difícil hacerse con ellos, incluso con una prima considerable. Además, esa publicación en particular nunca imprimía más tirada. En efecto, se trataba de una edición limitada.

—¡Perdone! ¡Puedo preguntar, esos periódicos...!

Era una mujer muy guapa, pero el joven no pestañeó y se negó respetuosamente con una sonrisa.

—Lo siento, pero no. Voy a venderlas a un 'coleccionista de verdad'.

Los ojos de la dama brillaron al oír la palabra "vender". Si no eran para uso personal, ¡eso significaba que aún tenía una oportunidad!

—¿Cuánto quiere? Tengo mucho dinero. Le daré el doble.

Pero mientras ella rebuscaba en sus bolsillos, el joven ya se había alejado.

—¡...! ¡Ack! ¿A dónde va? ¡Dije que le daría el doble! ¡Incluso el triple!

Taylor, hijo del médico privado del marqués Juliuss, Alvin Lorenson, salió corriendo sin mirar atrás.

'¿Quién dijo que lo vendo por dinero? Dije que se lo vendería a un coleccionista de verdad'. Taylor sonrió satisfecho. 'De ninguna manera'. Luego, una sonrisa diferente apareció en su rostro al pensar en su cliente, que recibiría todos estos papeles.

Su cliente. Reina Astarin. Aquella chica era una "coleccionista de verdad", no cualquiera que colecciona artículos sólo mientras los arrastran las modas, sólo para que se pudran en algún rincón, se olviden de ellos y luego se tiren. Aquella chica se tomaba en serio los artículos que coleccionaba y, al parecer, llevaba haciéndolo más de tres años. Taylor creía que esos preciosos objetos de colección debían ir a parar a manos de alguien que los apreciara durante mucho tiempo. Sería una lástima que alguien así no pudiera hacerse con los periódicos que deseaba por culpa de la competencia creada por gente que sólo buscaba seguir algo popular.

'Pero eso no ocurrirá, mientras tengas un amigo como yo.' Taylor sonrió. 'Se alegrará mucho de ver esto.'

Taylor sabía muy bien lo valiosos que eran para Reina sus álbumes de recortes. Él nunca había visto su contenido porque ella nunca enseñaba su colección a nadie, pero tenía una idea general de cuál era su contenido. Cuando él le entregaba los periódicos, ella los hojeaba inmediatamente y los lugares en los que se detenía eran siempre los mismos. Sin duda, últimamente debía de estar muy entusiasmada con los periódicos. Podía imaginarse lo contenta que se pondría cuando los viera. Reina nunca los cogía gratis, así que le miraba con cara avergonzada y preocupada le preguntaba cuánto costaban todos. '¿Cuánto no sería una carga para ella? ¿Tanto económica como emocionalmente?' Taylor tenía que poner un precio razonable. Comenzó a caminar más rápido hacia la finca de Julius mientras tarareaba alegremente.

Reina ya era guapa, pero la cara que ponía cuando conseguía los periódicos que quería era muy bonita. Era una cara que casi nadie más veía. Ver esa cara era la razón por la que Taylor seguía haciendo todo el trabajo de campo pero actuando como si no requiriera ningún esfuerzo delante de ella. "Ah, no es nada", decía como un idiota.

Una oscuridad se apoderó del rostro de Taylor en el momento en que vislumbró una foto de "Christina Julius" en el papel que tenía en la mano. Naturalmente, le vino a la mente lo que las criadas le habían contado sobre Reina. No la había visto por allí en los dos últimos días y por eso había preguntado a una de las criadas, quien le dijo que, el día anterior al regreso de Sir Arthur, Reina había sido convocada en mitad de la noche para ser la criada personal de Lady Christina.

'... Esto es preocupante. Puede que lo esté pasando mal intentando complacer a esa quisquillosa señora. No será fácil dejar de ser su sirvienta personal. Espero que pueda comer a tiempo.'

...Pfft. Miró a la muchacha desagradable del periódico que se dejaba llevar espléndidamente en brazos de Sir Arthur.

'¿Cuándo podrá salir Reina de ahí?'

***

Reina estaba sentada en la cama moqueando, con la nariz roja por los restos de lágrimas. Arthur se acercó y se sentó a su lado sin mucha expresión en el rostro, como si esperara tranquilamente a que Reina se calmara.

Pasó un largo rato. Reina se miró las yemas de los dedos que tenía apoyados en las rodillas y empezó a preocuparse por la cara que podría poner Arthur.

'Está enfadado o sorprendido de lo patético que soy. No soporto mirarle a la cara.'

Reina permaneció en silencio, silenciosamente consternada. Arthur abrió la boca para hablar.

—La primera noche fue una obligación, pero nada más.

—...

—Así que no lo haremos si no quieres.

'Ese no es el problema. No soy tu verdadera esposa. ¿No lo sabes?'

'Me trata con tanto respeto que creo que podría hacerme delirar. Casi me hace querer creer que tal vez yo soy la "verdadera" Christina.'

Reina giró lentamente los ojos hacia un lado para echar un vistazo a Arthur.

—Por fin me miras.

Arthur rió tranquilamente mientras se apoyaba en el cabecero de la cama. Su mirada permaneció fija en el frente... No le devolvió la mirada. Y así, Reina pudo mirarle durante un rato más.

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