SLR – Capítulo 80
Hermana, en esta vida seré la reina
Capítulo 80: Lucrecia y la gitana astróloga (2)
Lucrecia regresó a casa con grandes esperanzas y renovada pasión. Pero era escéptica respecto a lo que le había dicho la adivina. La gitana la había convencido en la casa independiente, pero cuanto más pensaba en ello, más inverosímil le parecía. Y parecía demasiado arriesgado hacer lo que decía la gitana.
'Y esa gitana sabía quién era.'
Lucrecia había oído hablar de la astróloga a una gitana que vendía artículos de mujer. Para ser más precisos, la gitana vendedora, que traía a la capital artículos de mujer fabricados en el Imperio Moro, le dio a Lucrecia información importante. La gitana adivina, íntima colaboradora de la condesa Rubina, se quedaría este año en San Carlo en lugar de acompañarla al palacio secundario del sur.
Esto fue una gran noticia para Lucrecia, porque la condesa Rubina nunca dejaba que su valiosa vidente se apartara de su lado cuando se quedaba en la capital.
Pero lo único que le dijo la gitana vendedora fue dónde tenía que ir para encontrarse con la pitonisa. No concertó una cita oficial ni nada parecido. Por lo tanto, la adivina no se habría enterado de quién era Lucrecia por la vendedora gitana. Al menos, eso pensaba Lucrecia.
'¿De verdad se daba cuenta de que era la esposa del Cardenal con poderes sobrenaturales? ¡Y la bola de cristal...! Realmente mostraba a Isabella, Arabella y Ariadne moviéndose vívidamente. No podía ser falso.'
Al recordar la bola de cristal llena de humo que mostraba siluetas danzantes, sacudió la cabeza para ahuyentar los pensamientos sospechosos que tenía de que la vidente fuera una estafadora.
'Además, no pedía dinero. No podía ser un fraude. Todo lo que necesito es el Corazón del Profundo Mar Azul para resolver todos mis problemas.'
Y la adivina no le había pedido que se lo diera para siempre. Todo lo que Lucrecia tenía que hacer era "tomar prestada" la gema de Ariadne, recibir el ritual de limpieza y devolverla a donde pertenecía.
No era tan arriesgado si pensaba en lo que ganaría. En ese momento, Lucrecia llegó a la conclusión de que no se detendría ante nada para hacer lo que decía la gitana adivina.
* * *
No había ni una nube en el despejado cielo azul, y el sol era abrasador. Aunque era principios de invierno, los fuertes rayos de sol sobre el barco y la cálida brisa contra la cubierta hacían que pareciera el otoño etrusco.
¡Chisporrotear!
—¡Qué demonios!
La anciana estaba tranquilamente sentada en la cubierta del velero, mirando el agua recién sacada, pero dio un brinco al oír el brusco chisporroteo. Sintió un hormigueo eléctrico en la mano derecha. Agitó ferozmente los brazos para hacer sonar las sagradas campanas doradas y ahuyentar la energía maligna.
—¿Quién demonios lanzó la maldición de la "Regla de Oro"? —gritó la anciana con todas sus fuerzas, irritada—. ¡A juzgar por la estructura de la magia negra, puedo decir que uno de esos amharanos lo ha vuelto a hacer! Si tienen cerebro, ¡deberían pensar!
La anciana, que llevaba una falda roja, tenía la piel amarillenta, los ojos largos y rasgados y el pelo negro como el ébano. Era de "Ballasa Ordo", una tribu de jinetes del continente oriental.
—Abuela, ¿estás herida? —preguntó el nieto de la anciana.
Miró atentamente la mano de su abuela. El niño parecía tener ocho o nueve años.
—No estoy herida —tranquilizó la anciana—. Lo apagué en cuanto me alcanzó la electricidad, así que no me hizo mucho daño. No entiendo por qué esos amharanos echaron la maldición de la "Regla de Oro" a la realeza. Y ni siquiera maldijeron a la realeza de su tierra, ¡Sino a la familia real del continente central! ¿Cómo se les ocurrió semejante idea?
El continente central se refería a todo lo importado del continente oriental como hecho en el Imperio Moro. Pero la gente del continente central no se daba cuenta de que el Imperio Moro que ellos conocían era una pequeña parte. Pensaban que el Imperio Moro comprendía la tribu Ethelques, que fundó un poderoso imperio en la antigua tierra de Jesarche, y la tribu Amhara, que vivía en la tierra negra profunda. Sin embargo, en realidad había tres naciones más. El Imperio Moro era una confederación laxa de cinco estados, y los reyes de cada estado se turnaban para desempeñar el papel de máximo administrador.
La anciana era una exorcista Shalman de Ballasa Ordo, la nación que fundó el imperio en el lejano este. De joven, obtuvo su fuerza de la reencarnación tras sufrir una nueva enfermedad. Después de ese incidente, gobernó como la primera mujer exorcista Shalman de Ballasa Ordo, pero la monarquía siempre fue el problema. Cuando el joven kan que acababa de ocupar el trono de Ballasa Ordo tiranizó a la nación, ella se preocupó.
Como la mejor exorcista de Shalman, la anciana se encargó de aconsejar al khan. Pero en cuanto el khan Sanua se manchó las manos con la sangre de su pariente, ella utilizó el agua recién extraída para asomarse a los secretos de la naturaleza. Después de hacerlo, abandonó la capital inmediatamente con su nieto, su único pariente.
Así fue como la anciana dejó atrás Ballasa Ordo para dirigirse al oeste por la ruta de la seda. Finalmente, su viaje la llevó a tomar el velero hacia Etrusco. El viento frenó la marea del barco que atravesaba el aire cálido de la región meridional para cruzar el Mar Negro Salado.
N/T: Esto me trae recuerdos de juego de tronos y Khaleesi.
Pero al ser una fugitiva, no se sentía a gusto y estaba más gruñona que de costumbre.
—Pero abuela, ¿por qué 'el Juicio de la Regla de Oro' es una maldición? —preguntó el pequeño—, ¡Si la superas, todos tus deseos se harán realidad!
La anciana se sorprendió. Hizo girar las campanas doradas sagradas para establecer el límite mágico de defensa en las cuatro direcciones. Metió a su nieto dentro del límite y miró a su alrededor alerta. Mientras comprobaba que los "Superiores" no se habían percatado de las contundentes palabras de su nieto, chasqueó la lengua ante la pérdida de contacto del muchacho con la realidad.
—¡Tsk Tsk! ¡Niño ignorante!—, reprendió la mujer. —Miles de personas intentaron conseguirlo durante miles de años, pero ¿puedes nombrar a una que lo haya conseguido?
—¡Prometeo, el griego! ¡Es el libertador del fuego, el profeta, el que prevé el futuro! —dijo triunfante el chico.
La anciana sacudió la cabeza.
—¿Y eso hizo feliz a Prometeo?
La abuela tenía razón, y el niño no pudo evitar bajar la mirada, desanimado.
—No. —respondió el niño de mala gana.
Pero la inocente pasión del pequeño se reavivó rápidamente.
—¡Pero él le trajo el fuego a la humanidad! ¡Su nombre pasó como un héroe! Hasta el día de hoy se le sigue alabando.
La anciana no pudo soportarlo más y golpeó al niño en la nuca.
—¡Tu ignorancia me decepciona! Pensar que lo dejé todo para ir al lejano oeste contigo a oír estas tonterías!
El chiquillo se agarró la cabeza, pero la anciana no le dio tregua.
—Está bien. Digamos que tienes razón, y que Prometeo lo consiguió. ¿Qué pasa con todos los demás 'en la mesa del juicio' que no lograron cumplir sus objetivos? Desde el punto de vista del sentido común, uno de cada miles apenas lo consigue, pero ¿qué te hace estar tan seguro de que tú serás uno de los afortunados?
La mujer alzó la voz con cada palabra.
—No es fácil cambiar el pasado. ¿Crees que es fácil romper la causa-efecto? ¿Cuántas 'especies' puede haber colgando de un solo hilo? Y la mayoría de las veces, el hilo del destino está más enredado que una tela de araña. Puedes bloquear un pequeño acontecimiento, ¡pero no puedes bloquear todas las momentos destinados!
Incluso después de sus esfuerzos, la mujer no se sentía segura.
—¡Cierra los ojos! —instó con seriedad—. Haz como si no hubiéramos visto nada. Incluso si por casualidad ves a 'el que está a Juicio', que tendrá dos puntos en la cara, debajo cada ojo, en etrusco, mantén la boca cerrado y no escuches. No espero que seas un héroe. Sólo quiero que vivas una vida feliz y normal hasta el día de tu muerte.
Estaba claro que convertirse en una figura pública de una persona corriente tenía un precio. La experiencia de la anciana en la vida la hacía lo bastante sabia como para juzgar si un individuo que se entregaba en cuerpo y alma a la causalidad del mundo merecía la pena. Y sabía que los pequeños pensaban de forma diferente a sus mayores.
—Por favor, haz que me sienta orgullosa. Recuerda que lo dejé todo para llevarte a una tierra donde la causalidad es débil. —suplicó la mujer.
No era propio de su abuela suplicar así. El niño no tuvo más remedio que cederle. Miró al suelo y accedió a regañadientes.
—Bien.
* * *
Arabella se divertía escribiendo su propia música para su solicitud de ingreso en la Escuela Superior de Música. Ya había hecho la Missa brevis, en la que figuraba como co-compositora con Isabella, una o dos piezas para laúd solo y un cuarteto de cuerda. Sin embargo, Arabella quería añadir más creaciones a su repertorio. Recientemente, Arabella estaba trabajando en una pieza adicional: un aria solista para soprano. Había decidido hacerla para la ópera algún día, y ése sería ese día.
Ariadne no sabía mucho de composición, así que lo único que podía hacer era animar a su hermana pequeña. Pero algo que sí podía hacer era derretir el corazón de su padre para que su hermana ingresara en el Colegio de Música afiliado al convento.
La clave para el ingreso de Arabella fue la carta de recomendación del Cardenal De Mare a la madre superiora.
Mientras alentaba el trabajo de Arabella, preparaba el borrador de la carta de recomendación que el Cardenal enviaría a la Madre Superiora. Normalmente, los finalistas eran demasiado relajados. Sin el borrador de la carta, el Cardenal De Mare probablemente procrastinaría su redacción hasta que se cumpliera el plazo.
Mientras Arabella se esforzaba escribiendo en hojas de papel en blanco y tocando instrumentos musicales, Ariadne escribía en su tiempo libre la carta de recomendación del Cardenal. La carta era lo suficientemente buena como para ser enviada. Sólo faltaba la firma del Cardenal.
Ariadne pasaba la mayor parte del tiempo con Arabella en el salón de las niñas. Naturalmente, su estudio quedaba vacío durante largas horas. Pero desde su prolongada ausencia, Ariadne tenía una extraña sensación cada vez que se sentaba en su estudio.
—Sancha, ¿por qué está el frasco de tinta en el suelo?.—preguntó Ariadne.
—No lo sé… —respondió Sancha—. Sé que lo dejé sobre la mesa antes de salir de la habitación. Y aquí no entra nadie más.
Una vez que Ariadne tuvo una extraña sensación en las tripas, todo en la habitación parecía fuera de lugar. Ordenó que sus damas de compañía se turnaran para vigilar su habitación las 24 horas del día.
'¡No, esto no puede pasar...!'
La más agonizante por esta medida fue Lucrecia. Lo primero que hizo fue enviar a Jiada a averiguar dónde guardaba Ariadne el Corazón del Profundo Mar Azul.
Jiada registró cada rincón de la habitación de Ariadne y llegó a la conclusión razonable de que el collar estaría en la cámara acorazada del estudio de Ariadne. Pero se le cayó accidentalmente el frasco de tinta durante la búsqueda, lo que puso a Ariadne más nerviosa que nunca. Y desde entonces no pudo avanzar.
'Demonios. ¡Esto es tan frustrante!'
Lucrecia había tramado que su dama de compañía averiguara la contraseña de la cámara acorazada de Ariadne, pero no podía hacer nada, ya que nadie podía acercarse siquiera a su estudio.
Ganarse a la doncella de Ariadne era una opción, pero a Anna no le gustaba crear problemas y se ocupaba de sus propios asuntos, mientras que Vicenta era joven y se atenía estrictamente a las reglas. Además, las dos no tenían derecho a acceder a la cámara acorazada. La única que podía acercarse era Sancha.
Pero la estricta actitud de Sancha hacía imposible que se cumpliera el plan de Lucrecia. Jiada esbozó una falsa sonrisa mientras se acercaba sigilosamente a Sancha, pero fue rechazada de plano incluso antes de tener la oportunidad de hablar.
—Supongo que necesitas algo de la habitación de mi señora. —preguntó Sancha con suspicacia.
—U-Ugh..., balbuceó Jiada.
—¡Ahora que te veo con las manos vacías, me doy cuenta de quién ha husmeado en la habitación! —dijo Sancha y se marchó con un bufido triunfal.
Jiada no podía admitir que su descuido al dejar caer el frasco de tinta aumentara la desconfianza de Ariadne. Lo mejor que podía hacer era decir que el enemigo era demasiado fuerte para manejarlo. Así, Jiada informó de que la mocosa Sancha estaba fuera de su alcance porque era demasiado lista y leal a Su Señora.
—¡No me digas que no hay salida! —le espetó Lucrecia furiosa a Jiada.
Lucrecia había ido cuidadosamente sola a visitar a la vidente para evitar que nadie más se enterara. Pero era demasiado cotilla para guardárselo para sí misma.
A pesar de todas las molestias por las que había pasado para visitar la casa independiente sola, Lucrecia se moría de ganas de compartirlo con otra persona. No pudo evitar contárselo todo a Jiada, pero la criada principal se sintió turbada al convertirse involuntariamente en cómplice.
Jiada añadió con cuidado.
—Ama, su señora es demasiado meticulosa y perfecta y maneja sistemáticamente a sus damas de compañía.
—¿Y qué? ¿Quieres que me quede aquí sin hacer nada? —gritó Lucrecia.
—¡No, no! Jamás querría tal cosa, señora —tartamudeó Jiada—. En lugar de apuntar a la niña, ¿qué tal si vuelve a la adivina? Si es tan buena como todo el mundo dice, probablemente será capaz de llevar a cabo el ritual de limpieza sin el objeto real.
Jiada tenía razón.
—Tienes razón —coincidió Lucrecia—. Todo el mundo sabe que es la mejor adivina de la capital, así que debe de haber alguna otra forma de que lo consiga.
Lucrecia volvió a cubrirse con la túnica negra. Esta vez, se llevó a Jiada con ella para montar en el carruaje que se dirigía al callejón de San Carlo.
Poco sabía Lucrecia que estaba siendo observada. Ariadne se asomó a través de las cortinas de su suite del segundo piso. Vio cómo su madrastra subía al carruaje negro y se marchaba.
Ahora estoy muerta de curiosidad por saber que sucedió con el otro lunar. Si tal como dijo la anciana, "el que está bajo el juicio de la regla de oro tiene dos puntos, uno debajo de cada ojo" entonces a Ariadne le falta uno, la pregunta sería ¿quién tiene el otro o que sucedió con el otro?
ResponderBorrarVolví a leer estos capítulos desde que entró en escena Agosto. Tengo curiosidad sobre lo siguiente.
Borrar*Porque Agosto escogió a Ari para el ritual de la regla de oro.
*Cuál es el objetivo de Agosto que no pudo cumplir en la línea de tiempo pasada.
* Los despiertos estaban de acuerdo con que se realizara la regresión.
* Ambos se enfrentan a la mesa de juicio, Ari acumuló karma cuando se vió obligada a intervenir en la invasión de Gallico pero también su habilidad de maniobra se está expandiendo.
Pero si la abuela Salman ahora que está ayudando a ocultar sus cicatrices y está aconsejando a Ari, puede ayudarla a cambiar el karma que Ari ganó por las muertes de las personas en la época de la peste negra y se lo logran pasar a Agosto él karma acumulado, Ari podría salvar su alma. Agosto puso a Isabella cerca del poder o sea león III, él es un villano pero es usado por muchas sanguijuelas y Agosto tiene un objetivo que quiere cumplir y creo que es un ser oscuro que hará cosas terribles para cumplir su meta. Saludos